martes, 1 de abril de 2008

Dentro del orden constitucional no hay democracia

Balance postelectoral de Comunistas 3
El crecimiento espectacular del PSOE en Euskadi, a costa del PNV, y en Catalunya, de ERC, se traducen en un fortalecimiento relativo del régimen a través del papel de ‘poli bueno’ del PSOE de Zapatero. El PP avanza en sus feudos históricos, especialmente Madrid, Valencia y Murcia, y mejora en feudos socialistas, ampliando su base social más allá del franquismo sociológico con un discurso xenófobo y demagógico dirigido a las clases populares autóctonas. Este reparto de papeles, entre las fuerzas constitucionalistas, con la guinda final del escaño madrileño de Rosa Díez, ha conseguido ampliar aparententemente la base electoral de masas del régimen que surge en 1978 de la reforma del franquismo.
En Euskadi, el retroceso del PNV, instalado en el negocio del regionalismo, no se traduce en mayor legitimidad del régimen puesto que el abstencionismo independentista ha tenido notable incidencia logrando superar los 200.000 apoyos. Realizando una análisis arriesgado y con cierto sesgo reduccionista, podemos observar como el impacto electoral del atentado de la organización ETA ha sido rentabilizado por PSOE en Euskadi y Catalunya, teniendo nulo efecto en los territorios más españolistas por el muro de contención que ha construido el PP en estos cuatro años con su oposición al “proceso de paz”. En este contexto, el más castigado ha sido el PNV, que contrasta con el avance en apoyo popular del independentismo vasco respecto a las anteriores elecciones. El papel del PSE y la izquierda abertzale vuelven a ser determinantes como agentes políticos para establecer un marco democrático en Euskal Herria como solución al conflicto político. A tener en cuenta es el fenómeno de absorción de la izquierda institucional por parte del PSOE. Este hegemonismo proviene en buena medida por la falta de autonomía política de sus socios parlamentarios (ERC e IU-ICV). Este fortalecimiento relativo del Estado no va ir más allá de la mera apariencia, puesto que la gobernabilidad del Estado Español esta sujeta a múltiples contradicciones de sus poderes fácticos, la “cuestión nacional” y la ausencia de representación política de la izquierda con más carga antisistémica que ha tenido que recurrir al abstencionismo, al voto testimonial o al voto “útil” antiPP.
Izquierda Unida-ICV, pasa de 5 diputados a 2, perdiendo así el grupo parlamentario. La injusta ley electoral no explica el retroceso. El lamento de Llamazares, y su defenestración, son la expresión de la inviabilidad parlamentaria de un proyecto socialdemócrata que actúa al servicio del socialiberalismo del PSOE. Son los propios electores quienes castigan este tipo de partidos institucionales (IU y ERC). Los dos pierden votos por sus dos orillas, tanto la radical abstencionista, como la moderada que opta por votar a su socio mayor porque ante la inestabilidad: “el original siempre es mejor que la copia”. Creemos que todo proyecto político, que se diga de la izquierda transformadora, necesita de una definición estratégica clara, una vía de intervención social no dependiente de los mass media, o lo que es lo mismo, un poder popular organizado.
Debemos tener claro que un referente político de izquierdas que no es expresión de la movilización social, que no se fragua en el día a día de las luchas, que no construye base social disidente del sistema, que no agudiza el conflicto social, que no eleva la conciencia de clase, al final acaba siendo totalmente permeable a la volatilidad del juego parlamentario bipartidista pues su diferenciación es meramente cosmética y su poder es pura “mercadotecnia de bolsillo”.
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