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miércoles, 23 de marzo de 2011

Dudas ante Libia




Ante la intervención militar en Libia tengo, como mucha gente, muchas dudas, pero también tengo algunas cosas claras. La primera es que esta intervención no es como la de Irak y creo que una parte de la izquierda hace mal en compararlas. Si asumimos que ambas situaciones son la misma entonces estamos deslegitimando nuestros propios argumentos en contra de aquella intervención. Estuvimos en contra (al menos la mayoría) de la guerra de Irak porque era ilegal y estaba basada en mentiras, y no porque el asesino de Sadam Hussein no se mereciera que lo depusieran y juzgaran. Si aquella intervención fue ilegal, ésta es legal. Si las dos guerras son iguales estamos dando razones a quienes apoyaron aquella guerra al dejar sin efecto la ilegalidad de entonces y el hecho cierto de que los que la apoyaron podrían (en teoría) ser juzgados. Si no reconocemos ninguna legalidad internacional entonces tampoco podemos exigir que se juzgue a los criminales de delitos contra los derechos humanos, ni a los genocidas, liberticidas etc. Creo que hay que perfeccionar y ampliar los instrumentos jurídicos internacionales y no acabar con ellos.
Al declarar las dos guerras iguales da la impresión de que al menos una parte de quien hoy está en contra de esta intervención militar simplemente se está posicionando en contra de todo lo que haga o diga EE.UU. y las potencias afines. En ese sentido es la posición de ese país la que parece marcar la posición de esta parte de la izquierda, algo así como que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. Me separa un abismo ético de esta postura. La impresión que da esa izquierda es que no tiene un discurso propio ante las revueltas populares que se han producido contra las dictaduras árabes. Posicionada “a contrario” no parecen dar la suficiente importancia ni el suficiente apoyo a unas revoluciones que están siendo un ejemplo de coraje y dignidad. Da la impresión de que con tal de estar enfrente de EE.UU. no importa que Gadafi siga en el poder y que la revuelta sea aplastada. A mi me resulta inexplicable el poco énfasis que una parte de la izquierda pone en apoyar las revueltas o en criticar a dictadores que se hermanan con Franco.

Pero es evidente también que hay un contexto de fondo que compartimos todas las personas de izquierdas y que tiene importancia. Es cierto que occidente arma y apoya, cuando no instiga y organiza, cualquier dictadura o régimen que convenga a sus propios intereses económicos; es completamente cierto que nos movemos en un marco político completamente inmoral que cubre de descrédito cualquier acción de EE.UU y aliados. La hipocresía o la inmoralidad de los gobiernos occidentales está fuera de duda en éste y muchos más casos pero… ¿eso justifica que no apoyemos un proceso revolucionario que es justo? Lo lógico parece ser denunciar la hipocresía y el comportamiento ético de las potencias occidentales y apoyar las revoluciones populares al mismo tiempo. Decir que esta guerra se hace para quedarse con el petróleo libio es superfluo. Es obvio que si no hubiera petróleo nadie se estaría ocupando siquiera de Libia y este país sería como cualquier otro país africano desangrado por guerras infinitas, matanzas y genocidios a los que nadie hace caso. Pero es que nuestra exigencia es, precisamente, que se haga caso a lo que ocurre en esos países y que se intervenga en defensa de la población, independientemente de que el país tenga o no petróleo. Hasta hace pocos días una de las quejas de los que ahora se manifiestan en contra de la intervención era, precisamente, que Europa no hacía ni decía nada. Entonces se decía que no se hacía nada porque se apoyaba a los dictadores, que eran “de los nuestros” y es posible que fuera cierto pero… ¿y ahora?

Habría que recordar que el petróleo de Libia ya era “nuestro” y que se ha apoyado a Gadafi casi hasta el final. Gadafi era hasta ayer socio preferente e incluso amigo de la mayoría de los gobernantes europeos. En lugar de olvidar eso y convertirle en un mártir del antiamericanismo, lo que habría que hacer sería enseñar sus fotos con los dirigentes occidentales y recordar que le han amparado, apoyado, armado y que han defendido su régimen hasta el final. Creo que habría que incidir en eso, en el comportamiento anterior de las potencias occidentales y no otorgar ahora ningún valor a ese payaso sanguinario. Parece claro que EE.UU y Europa hubieran preferido que Gadafi siguiera ahí tan tranquilo y que no se produjera revuelta alguna. De hecho cabría pensar (tengo esa sospecha) que el bombardeo que ahora se está produciendo es puramente por cumplir el expediente y gastar unas cuantas armas. La desgana entre los aliados es evidente, nadie quiere mandar, nadie quiere estar allí y no se sabe muy bien qué pretenden.

Dentro de unos días habrá una manifestación en solidaridad con el pueblo libio ¿Con qué pueblo? ¿Con el ejército de Gadafi o con quienes se han alzado? ¿Con el que pide a la ONU que intervenga para frenar la matanza o la derrota? ¿Queremos que salga Gadafi, que se quede, que triunfe la revolución, que sea derrotada? ¿Queremos no hacer nada o exigimos que se haga? ¿No nos hubiera gustado en la guerra civil española que las potencias hubieran bombardeado las posiciones franquistas? ¿No nos hemos pasado años lamentando que no lo hicieran? ¿No nos hubiera gustado que la ONU hubiera intervenido para frenar el genocidio en Ruanda, por ejemplo, la guerra eterna de Costa de Marfil? Finalmente, el hecho de que desconfiemos de las intenciones de los gobiernos europeos o de EE.UU ¿nos obliga a apoyar siempre la inacción absoluta dejando a los pueblos que se sublevan contra las dictaduras abandonados a su suerte? Por ahora apoyo la intervención en éste caso siempre que se atenga estrictamente a la resolución de la ONU. No confío en la bondad de las razones de los que están atacando pero creo que a veces de malos motivos pueden salir mejores situaciones para pueblos y naciones martirizados. Las críticas a los comportamientos occidentales, a su falta de ética, a su hipocresía etc. las hacemos cada día, hay que seguir haciéndolas y habría que aprovechar las lecciones de estas revueltas para exigir políticas éticas, control sobre la venta de armas, relaciones internacionales justas etc.

Finalmente, es posible que como las razones no están claras y cómo no se sabe aun qué quieren las potencias occidentales en Libia (si dejar a Gadafi o quitarlo) el resultado de todo sea que todo siga igual, con Gadafi en el poder, y encima bombardeados. Las revueltas árabes hay que apoyarlas, hay que combatir a los dictadores, en este caso hay que combatir a Gadafi y evitar que masacre a su pueblo, la lentitud en la respuesta de occidente hay que criticarla, su falta de claridad respecto a su objetivo final también es sospechosa; y sobre todo hay que denunciar la permanente hipocresía occidental respecto a las distintas dictaduras, guerras e injusticias que pueblan el mundo y que son apoyadas o no según circunstancias diversas que nada tienen que ver con la justicia. Sin embargo sigo creyendo que esta hipocresía no puede determinar nuestra posición en este u otros casos porque entonces caeríamos en la misma hipocresía que denunciamos. Dicho todo esto sigo teniendo dudas y mañana, cuando salga este articulo, puede que yo haya cambiado de opinión. Pero tendré que pensar rápido porque ahora viene Yemen y más adelante ojala que caigan también las dictaduras del golfo, precisamente las que han sido más amigas “nuestras”, es decir, de ellos.

jueves, 19 de agosto de 2010

Espacio a la izquierda: el mínimo común denominador

Carlos Artola/Transversales
En los últimos meses, la segunda oleada de la crisis mundial ha desencadenado en Europa un ataque coordinado sin precedentes contra los derechos sociales. Las élites quieren conseguir que los costes de la crisis provocada por la dinámica especulativa del capitalismo mundial recaigan sobre las espaldas de la mayoría de la población trabajadora. Si tienen éxito puede producirse un retroceso histórico de las conquistas conseguidas por décadas de luchas sociales.
En España, el gobierno de Zapatero ha puesto en marcha un contundente plan de ajuste y, en el momento de escribir estas líneas, estudian una reforma del mercado laboral que permite el abaratamiento del despido. Se trata de uno de los paquetes más agresivos de Europa, lo cual implica, en caso de tener éxito, una opción del actual ejecutivo español por contribuir a romper las reglas del juego y los equilibrios sociales. Además, puede infringir una derrota de importancia histórica al movimiento sindical de nuestro país y desarticular a la izquierda política durante un largo periodo. Nada de ello es una sorpresa. La segunda legislatura de Zapatero ha profundizado un giro a la derecha en otros múltiples temas que se aúnan con muestras de notoria incapacidad política del equipo gobernante.
En estas circunstancias se dan las premisas teóricas en España para el desarrollo de un espacio a la izquierda que frente a la orientación liberista del PSOE y a la atrofia de IU permita unificar las acciones de quienes defienden una alternativa de derechos y de libertades frente a las exigencias del capital. Desdichadamente, entre la necesidad de algo y su efectiva presencia hay una larga distancia.
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jueves, 18 de febrero de 2010

Por un nuevo espacio socio-político y electoral


Todo parece indicar que aquel proyecto que dibujaron en 1986 prácticamente todos los partidos a la izquierda del PSOE, al calor de las movilizaciones contra la entrada de España en la OTAN, -de ahí el nombre Izquierda Unida-, empieza a secarse a falta de riego de imaginación y regeneración, por lo que, en ausencia de brotes verdes, se está quedando en el esqueleto que siempre lo ha vertebrado, el PCE.
Por IU han pasado más de una veintena de organizaciones políticas de toda tendencia. Hoy, 24 años después, vive un desierto político en el que sólo están activas las luchas de diversas facciones que compiten por el territorio y el poder, todas ellas conformadas por las dos grandes familias que actúan en su seno: los militantes del PCE y los ex militantes del PCE. La riqueza de la diversidad ideológica y política que lució presumidamente la coalición hace tiempo que desapareció y el partido de Cayo Lara es cada vez es más fuerte en IU, pero cada vez está más solo.
Desde el punto de visto organizativo, IU es hoy una simple coordinadora de concejales, los alcaldes que quedan, cargos electos y miembros de los diversos aparatos, al servicio de un sobredimensionado organigrama, que parece no tener en cuenta el menguado número de militantes, que desciende mes a mes.
La organización, pues, no tiene ya nada de su inicial espíritu integrador inicial; es más una conjunción de intereses de grupos de presión para repartirse el poder.

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lunes, 15 de febrero de 2010

Pensando en alternativas

*Pedro Chaves
Siguen entristeciendo las cifras brutales que deja la crisis, entre ellas la del desempleo. Un drama económico, social y político. Pero la misma congoja nos hace preguntarnos por el brutal gap entre la magnitud de las malas noticias y la debilidad de las respuestas. ¿Cómo es posible que no aflore de manera más expresiva y organizada el malestar? ¿Cómo explicar que las cifras insólitas del derrumbe económico y sus consecuencias sociales, se estén sobrellevando como si nada pasara? Naturalmente, hay temor e inseguridad. Y ya conocemos que la incertidumbre paraliza las sociedades, las hace más sumisas y obedientes al poder. Es el milagro político del miedo. Pero parafraseando a John Berger, necesitamos recursos para convertir las malas noticias en verdades. Precisamos reconstruir las mediaciones que hagan legible este momento y ofrezcan, a continuación, algunas alternativas.
La explicación más de fondo para esos inquietantes interrogantes, remite a esa inaudita capacidad de hegemonía que ha demostrado el pensamiento neocon durante estas décadas. Las sociedades han sido reformateadas culturalmente en un paradigma que ha colocado el mercado en el centro de las soluciones. Pero como la capacidad del mercado para enamorar es muy limitada la narrativa liberal ha construido un imaginario seductor alrededor de un concepto muy potente: la libertad. Esa asociación perversa entre libertad y mercado ha despolitizado e individualizado los conflictos de modo y manera que estos son ahora codificados en términos estrictamente individuales. Que la enseñanza pública está mal: me voy a la concertada. Que la sanidad pública me incomoda (demasiados inmigrantes, viejos/as y pobres), me voy a la privada. La vida convertida en una sucesión de novedosas e intensas experiencias previo paso por taquilla.
La individualización de los conflictos, su despolitización, ha sido uno de los principales recursos para el desmantelamiento del entramado político-institucional deudor del Estado del bienestar. Por esa vía, las organizaciones sociales y los partidos políticos de izquierdas han sufrido singularmente. Sobre todo, han perdido una buena parte de esa capacidad de representación de los y las de abajo que les daba sentido y perspectiva histórica.
Habría razones para el desánimo, claro. Pero hay buenas y poderosas razones para pensar en la viabilidad de las alternativas. En la existencia de experiencias y condiciones para hacer de las malas noticias, verdades en condiciones de ser representadas políticamente.
El pasado mes de enero (en la fiesta de reyes) desalojaron el Patio Maravillas y el mismo día se reabrió en otro lugar, parecería, una vez más, que la respuesta ha sido limitada, pero en esta ocasión la trascendencia ha sido un poco mayor de la imaginada. Madrid ha mirado con simpatía una experiencia que pone de manifiesto la existencia de una contradicción lacerante para los poderes: ¿por qué es mejor un desalojo policial para preservar un bien codiciado por su valor especulativo que mantener y sostener una experiencia de autogestión que había convertido un estercolero en un centro cultural? Y la simpatía ha sido mayor porque la capacidad de iniciativa de esa experiencia se estaba haciendo sobre la base de la cooperación, la solidaridad y el trabajo voluntario.
Como otras experiencias en el país, este espacio social resistente y alternativo pone de relieve las potencialidades del trabajo en red, de la cooperación basada en la voluntariedad y en la solidaridad y es capaz de rescatar energías sociales que, de otro modo, serían subordinadas por el mercado.
Frente a otras modas, lo interesante de esta experiencia es que una subcultura de la protesta no puede ser fagocitada por la subcultura del poder. Lo ocurrido con este desalojo y su respuesta, como lo acontecido con los activistas de Greenpeace detenidos en Dinamarca, muestra las evidentes grietas que el, otrora, inmaculado muro del poder presenta. Pero evidencia también las limitaciones de una izquierda casposa, abotargada e institucionalizada para entender estas y otras señales y tratar de crecer y reconstituirse en esos espacios.
Hay mucha energía rebelde que subsiste en lo social y que tiene diferentes grados de visibilidad, de articulación y de madurez. No todo es limpio e inmaculado, claro, pero, sin dudarlo, los laboratorios de innovación y cambio en el espacio alternativo están hoy mucho más en la izquierda social que en la política.
Y sin embargo, es imprescindible una izquierda sugerente, sutil y sexy que promueva y estimule la articulación de todos esos espacios en una nueva lógica de relación entre lo social y lo político. Tenemos que pasar de relaciones de subordinación y representación a espacios de cooperación flexibles y de aprendizaje mutuo. En este viaje la misma forma partido debe ser reinventada, reconstruida, no solo reinterpretada.
En fin, necesitamos pasar de la levedad programática a escenarios de propuestas fuertes con capacidad de atracción, bien fundamentadas y creíbles. Precisamos una nueva narrativa que dispute al pensamiento liberal la palabra libertad y le dote de un nuevo sentido en esta lógica de la solidaridad atravesada por el conflicto político. No estará de más, quizá, revisitar el estado, las instituciones y recuperar una esfera pública digna de tal nombre. Por último, un proceso o procesos de esta envergadura generaran nuevos liderazgos y nuevos modos de representar esta enorme diversidad y riqueza de espacios y de experiencias.
La izquierda alternativa vive la necesidad de reinventarse, importa poco como denominemos a este proceso. Y en esta coyuntura de la perplejidad el riesgo mayor es, justamente, no arriesgar. Es tiempo para mirar con generosidad y alguna que otra altura de miras. Veremos.

*Pedro Chaves Giraldo es profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid. Este artículo ha sido publicado en SinPermiso

viernes, 29 de enero de 2010

Gaspar Llamazares, escondido entre el centeno

Probablemente, un sicoanalista argentino sacaría mucha punta a este artículo de Gaspar Llamazares publicado hoy en El Mundo. El diputado de IU muestra su debilidad por el legendario escritor J.D. Salinger, fallecido ayer en Estados Unidos y del que Imagina reconoce que también ha sido una luz importante en su vida. Gaspar aborda, en especial, la obra más conocida de J.D. Salinger, "El guardián entre el centeno", un libro de culto que estuvo prohibido en los colegios etadounidenses durante muchos años; un título que ha iluminado a muchos y ha transtornado a otros, y debo decir que, en mi caso, no sabría definir con exactitud el alcance neuronal que hizo la obra. Pero quiero recordar que Mark David Chapman, el joven que mató a John Lennon, guardaba en el bolsillo, además del revolver de dos pulgadas, su ejemplar de "Catcher in the Rye"

Gaspar Llamazares
Hace ahora justamente dos años, a través de una iniciativa de Escuela de Escritores, me preguntaron dentro de un amplio sondeo cuál era el libro que más me había marcado en mi vida y del que tenía un especial recuerdo. Contesté sin dudarlo que 'El guardián entre el centeno' de Salinger.
En un día triste, cuando se conoce la muerte de su longevo autor, y en medio de la profunda crisis que nos rodea, no sólo económica sino también de confusión de valores personales e ideológicos, creo que esta obra maestra, con más de medio siglo de vida, puede seguir dando mucho que pensar a quienes se puedan acercar a ella, ahora ya sin ningún tipo de prejuicios tras el tiempo transcurrido.
La leí cuando no tenía mucha más edad que Holden Caulfield, el descreído protagonista creo que de poco más de 16 años. Tengo una hija de una edad similar a él que aún no lo leyó y espero que no tarde mucho en hacerlo para comparar conclusiones. En mi recuerdo aparecen por igual los impactos que me provocaron su forma narrativa y su contenido.
Está escrito en primera persona, con el mismo lenguaje directo, simple, atropellado, limitado y provocador que muchos siguen reprochando hoy a los adolescentes, y eso que en aquella época aún no se habían inventado los 'sms' del móvil. Pero ahí está precisamente una de sus grandezas: los sentimientos, frustraciones, sueños rotos, ilusiones por descubrir y lucha con la vida de un adolescente no se pueden contar con erudición académica y sí con vehemencia, sinceridad y un desgarro que golpea conciencias.
El 'guardián' que sueña con ser Holden no es únicamente la historia de la peor de las soledades, ésa que se vive en compañía y rodeado de gente, ni tampoco una narración de los aspectos oscuros de la sociedad como la violencia, la hipocresía, los vendedores de sexo, el poder que impone el más fuerte, las ciudades que nos tragan... Tampoco es sólo la narración del camino hacia un fracaso escolar, personal, humano.
Ningún joven ni adolescente puede sentirse fracasado a los 16 años, ni tampoco a los 40 o los 50. El protagonista demuestra que a escasos metros del pesimismo, de los callejones sin salida o de los golpes está la esperanza y la ilusión. En su caso tienen la forma concreta de los ojos y la ilusión de su hermana pequeña, pero también otra más onírica e inalcanzable como la de ese campo de centeno al lado del abismo donde él va a imponer el orden para que nadie perezca.
Esta obra es una paradoja en sí misma. Igual que en su larga historia pasó de ser un libro maldito y prohibido a convertirse en lectura obligada en los institutos (ojalá también lo fuera en nuestro país con o sin reforma educativa), también en la historia individual de cualquier persona se puede pasar de la desesperanza y el caos a la ilusión y el optimismo.
Es posible que el campo de centeno esté a la vuelta de la esquina. No hay más que buscarlo... y seguro que tendrá el mismo efecto que la sonrisa de un niño.

viernes, 15 de enero de 2010

Monseñor Munilla, un adelantado a su tiempo

Monseñor Munilla es un adelantado a su tiempo y reconozcamos que puede resultar difícil explicar hoy en día sus elevadas reflexiones a alguna gente. Resulta que ayer habló en la Ser, dio sus puntos de vista sobre el materialismo que nos envuelve, hizo una leve referencia al temblor que sacudió el otro día el país vecino de República Dominicana, y se ha armado un revuelo demoníaco que a levantado más de una sotana.
Monseñor, hombre piadoso y castizo, valga la redundancia, acusa como os obvio, a la prensa de las mentiras que se han dicho sobre sus comentarios en el programa de Gemma Nierga, mujer que, como es de todos sabido, tiene escasos principios morales.
Aquí tenemos un video que pone a cada cual en su sitio y a Dios en el de todos.

Gracias a Las malas lenguas

jueves, 14 de enero de 2010

El constructor Hernando, un empresario al servicio del pueblo

Esta blogosfera, que rebosa resabio marxista casposo, no alcanza a interpretar la verdadera interfaz de una decisión judicial, desde todo punto de vista compleja y delicada. Carolina ha hecho lo que tenía que hacer ante un conflicto edípico-identitario hasta ahora no resuelto: palo al rojo envidioso y que ponga dinerito, que como alcalde debe tener el colchón a reventar de comisiones y propinas por reclasificaciones de terrenos.
Pero el seudo periodismo ciudadano que ejercen algunos ante la decisión de Carolina ha sufrido un parón en seco de manos de un auténtico profesional de la comunicación. Señores, no estamos hablando de cualquiera; estamos hablando de Alfredo Urdaci, un profesional, solvente y postfordista, y que siempre permea su inteligencia al servicio de las mejores causas. Por ejemplo, director de comunicación de Francisco Hernando, el señor de los pozos.
Aquí va un documento importante. Se trata, ni más ni menos, de los planes del empresario Hernando (a este paso, próximo presidente de le CEOE) para levantar Guinea Ecuatorial de una manera postestructuralista, es decir, a la haitiana. Lo que muchos otros constructores, en su propia inmanecencia, intentaron pero ninguno consiguió. El empresario Hernando se quita el interfaz y muestra su verdadero rostro: El de una persona humana en un continuum venirse arriba sin que nadie le pare los pies.

Izquierda Unida ha convocado una marcha a pie desde Seseña (Toledo) al Congreso de los Diputados en Madrid los días 30 y 31 de enero para protestar contra la corrupción política y urbanística. La marcha, de 40 kilómetros, finalizará con una concentración ante el Parlamento y se iniciará en uno de los municipios que simbolizan el crecimiento urbanístico desmesurado. Su elección por parte de la dirección de IU obedece al informe que esta formación política presentó en el 2006 ante la Fiscalía Anticorrupción denunciando un supuesto trato de favor por parte de la Junta de Castilla-La Mancha y del Ayuntamiento de Seseña hacia el constructor Francisco Hernando, conocido como 'Paco el Pocero', que proyectaba construir 13.500 viviendas.

miércoles, 13 de enero de 2010

Potencias del comunismo o la critica sin posmodernismo

Se puede hacer crítica de izquierdas sin léxico posmoderno y un buen ejemplo es Daniel Bensaïd, filósofo y militante revolucionario, que murió ayer, tras larga enfermedad. Aquí dejo el último párrafo de su último artículo. Se trate de "Potencias del comunismo", un breve, heterodoxo y clarificador texto que escribió para el nº 4 de la revista Contretemps, de la que era fundador, y que ha publicado la revista Viento Sur.

El comunismo no es una idea pura, ni un modelo doctrinario de sociedad. No es el nombre de un régimen estatal, ni el de un nuevo modo de producción. Es el de un movimiento que, de forma permanente, supera/suprime el orden establecido. Pero es también el objetivo que, surgido de este movimiento, le orienta y permite, contra políticas sin principios, acciones sin continuidad, improvisaciones de a diario, determinar lo que acerca al objetivo y lo que aleja de él. A este título, es no un conocimiento científico del objetivo y del camino, sino una hipótesis estratégica reguladora. Nombra, indisociablemente, el sueño irreductible de un mundo diferente, de justicia, de igualdad y de solidaridad; el movimiento permanente que apunta a derrocar el orden existente en la época del capitalismo; y la hipótesis que orienta este movimiento hacia un cambio radical de las relaciones de propiedad y de poder, a distancia de los acomodamientos con un menor mal que sería el camino más corto hacia lo peor.

La crisis, social, económica, ecológica, y moral de un capitalismo que no hace retroceder ya sus propios límites más que al precio de una desmesura y de una sinrazón crecientes, amenazando a la vez a la especie y al planeta, vuelve a poner al orden del día “la actualidad de un comunismo radical” que invocó Benjamin frente al ascenso de los peligros de entre guerras.

jueves, 7 de enero de 2010

Los socialismos de Ramón Reig

Seguimos trayendo aquí aportaciones útiles para la necesaria regeneración de la izquierda. Esta mañana he encontrado en Rebelión este artículo de Ramón Reig, profesor en la Universidad de Sevilla y un columnista de esos, con los que, por lo general, es díficil discrepar.
En el artículo aborda el vampirismo que “la gran casa socialista”, el PSOE, aplica a todas las corrientes que se mueven a su alrededor, especialmentre a su izquierda, y los peligros que esto comporta.
Os dejo, por su especial atractivo para los lectores de esta blogsfera, los dos primeros párrafos.
“Me escribe Paco Aguilar, militante de Izquierda Socialista (IS), para matizar un aspecto de un artículo mío. No todos los socialistas son neoprogres que asumen sin más un discurso pretendidamente feminista, hembrista y progresista. Tiene razón, y me alegro enormemente de que siga existiendo Izquierda Socialista como conciencia del PSOE porque seguramente muchísimas personas ignoran que IS es una corriente interna del propio PSOE. Lo que sucede es que los postulados más conservadores del PSOE se lo han comido todo y ahora se nos presentan como la única izquierda. En efecto, son, de hecho y de derecho, la única izquierda visible. Pero hay otras que siguen hablando y que deben estar ahí para que no desaparezca toda esperanza de pasar de la derecha de Rouco Varela a la derecha de Rajoy y de ésta a la izquierdecha de ZP.
Existió un PASOC (Partido de Acción Socialista), reducto del PSOE histórico, que fundó Izquierda Unida. Existió un PSP (Partido Socialista Popular), fundado por Enrique Tierno Galván, que acabó dentro del PSOE. Cuando Carrillo se tuvo que ir del PCE con sus fieles, constituyeron el Partido de los Trabajadores y, en efecto, terminaron casi todos trabajando para el PSOE. A algunos les dieron unas mesitas en las sedes socialistas y a otros los pusieron a hacer fotocopias. Una minoría tuvo más suerte y pisó moqueta. Existió una corriente de profesionales y profesores del PCE, a los que llamaban renovadores o “picos de oro”, por lo bien que hablaban. Terminaron en el PSOE. Luego, en IU volvieron a brotar los renovadores y al final los engulló el PSOE. Y ahora IU es una formación que procura recoger las migajas que le deja el PSOE. Cuando habla Llamazares es como si lo hiciera de nuevo un militante del PSOE, eso es lo que se llama un tonto útil”
Leer aquí el artículo completo

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cuando las repeticiones no refundan

Sencillo e interesante el artículo del profesor Juan Carlos Monedero hoy en Público, en el que hace un repaso a la búsqueda incansable y repetitiva de la refundación por parte de la izquierda. Desde que se empezó a hablar de derecha e izquierda en la Revolución Francesa, la derecha está conservando y la izquierda se está refundando, dice Monedero.
Me quedo con los dos últimos párrafos:
La última gran refundación de la izquierda española nació del impulso social del referéndum contra la OTAN. El loable intento en marcha no presenta una gran diferencia con aquel proceso que dio nacimiento a IU, fuera de que no hay acción colectiva relevante y aquella Izquierda Unida se ha fragmentado en más grupos que los que le dieron origen. La refundación de la izquierda impulsada por un PCE al que le pesa un pasado –y a menudo un presente– cainita, hace ruido con el sentido común social de izquierda, fruto de la memoria y de las contradicciones que genera el sistema. Lleva, pese a haber votado o trabajado en ese espacio, 30 años sin poder referenciarse políticamente. ¿Qué es lo nuevo? Repeticiones no refundan.
Decía Saint Exupéry: “Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo por el mar”. La refundación de la izquierda no pasa hoy por reunirse en torno a una marca electoral golpeada, sino por evocar ese anhelo de mar. Si quieres construir el socialismo, no empieces por buscar un partido, ganar concejales o negociar puestos (cosas importantes), sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo por la emancipación. Es, una vez más, hora de ideas y pedagogías.

lunes, 1 de diciembre de 2008

La “lluvia dorada” de Carlos Fabra

Carlos Fabra forma parte de la cuarta generación de presidentes de la diputación de Castellón de su familia. Un clan que representa la más rancia tradición de caciquismo hispánico. Ni siquiera la llegada de la monarquía parlamentaria ha conseguido alejar del poder provincial a los Fabra, que tienen asegurada su supervivencia política mediante su hija Andrea que ha sido elegida senadora.
Fabra en una reunión con sus militantes ha declarado que ha comprado el número de lotería que aparece en un foto-montaje que circula por Internet y "me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida si me toca", según informa el diario Levante-emv. El político del PP tiene ese tipo de “chulería”, la del señorito del pueblo que se siente protegido por sus guardaespaldas y periodistas (en el caso del miccionador tiene a su servicio guardaespaldas que actúan de periodistas y a la viceversa), también se ve amparado de hecho por jueces y fiscales que son incapaces de tramitar los múltiples sumarios en los que está encausado pero este mismo aparato judicial se muestra raudo en tramitar una querella suya contra la diputada de Esquerra Unida Marina Albiol. El dirigente conservador está imputado por nueve delitos, entre los que destacan el fraude fiscal y el tráfico de influencias, destaca también un informe de la Agencia Tributaria en el que se acusa a Fabra de defrudar 149.000 euros a Hacienda en el ejercicio fiscal de 1999. A pesar de todo ello, el jefe provincial del Partido Popular también está respaldado por sus superiores Francisco Camps y Mariano Rajoy, este último dijo a la prensa que “era un ciudadano y politico ejemplar”. De toda la vida, los señoritos del pueblo han disfrutado humillando a los más débiles, mearse en ellos forma parte del acervo de los de su clase.
Es muy poco probable que a cualquiera de nosotros nos favorezca la fortuna y nos toque la lotería (la probabilidad crece exponencialmente si eres cargo público del PP), pero en este, muy improbable, supuesto abriríamos una botella de champan o invitaríamos a cenar a nuestros familiares o amigos, pero Fabra no, lo que haría el representante de los municipios de Castellón es ir a la sede de Izquierda Unida y mear en la puerta.
Pero no pensemos mal, esta forma de celebración puede deberse a diferentes causas, quizás el Presidente de la Diputación padezca de prostata , cistitis, gonorrea o una infección de clamidias. O quizás Fabra sienta inclinación, subliminal o no, por la “lluvia dorada”.
Es cierto que en Castellón se teme y respeta a los “Fabra” es algo que ha cambiado poco en los últimos cien años, pero sus amenazas contra Esquerra Unida y en concreto contra Marina Albiol debería servir de guía a aquellos ciudadanos de Castellón que quieran romper con el régimen aristocrático de esta parte del País Valenciá.

jueves, 20 de noviembre de 2008

20-N 2008: ¿dónde están los nuestros?

¿Puede un país llamarse democrático y mantener a no menos de 150.000 desaparecidos enterrados en las cunetas?.
La respuesta a esta pregunta es un termómetro democrático en la España de noviembre del 2008, 33 años después de la muerte del dictador Francisco Franco. La derecha política, mediática, judicial y eclesial repiten constantemente que la Ley de Amnistía ya solucionó ese problema y que hay que olvidar. Por otro lado en el PSOE se prefiere que sea "la historia" quien juzgue a la dictadura e incluso pueden permitirse tener a José Bono jugando con la imagen de Sor María Maravillas en el Congreso de los Diputados y negando al mismo tiempo una pequeña placa de reconocimiento a dos diputados comunistas ilustres como Dolores Ibarruri (La Pasionaria) y Rafael Alberti.
Hay que aprender de la experiencia de países como Argentina y Chile, donde a pesar de la existencia de leyes de punto final que intentaron legislar la impunidad, al final, la justicia se impuso y la memoria venció al olvido.
En nuestro país es conocido que el poder judicial es uno de los que mas se ha resistido a su adaptación democrática a los nuevos tiempos, y que incluso la derecha ha realizado una verdadera ofensiva en ese ámbito para controlarlo y así frenar cualquier veleidad reformadora o con perfil de izquierdas y federalista. Si a ello se suma el pacto PP-PSOE realizado recientemente donde esas dos fuerzas políticas se reparten las sillas del gobierno de los jueces, y colmatan la jugada buscando una presidencia del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal supremo de perfil conservador y católico, podemos afirmar que temas como la nulidad de los juicios franquistas, o la aceptación de la plurinacionalidad del Estado se convierten en imposibles.
El PSOE sabe perfectamente que el talante reformador de leyes como la de Memória o las reformas estatutarias chocaran contra el muro de la intolerancia judicial conservadora, y que los pactos de Estado entre PP y PSOE sea para la reforma del Poder Judicial o para abordar la violencia en el País Vasco condenaran la pluralidad democrática y ejercerán de verdadera anestesia para la memoria republicana.
Para las gentes de izquierda de este país los crímenes cometidos por los fascistas durante la Guerra Civil y el franquismo son delitos contra la humanidad, que no prescriben y que no son amnistiables. Si Pinochet tuvo que exilarse en Londres y a su país le tuvo que llegar el impulso justiciero desde fuera, ¿tendremos en España que llegar a la misma situación?, ¿se nos tendrá que decir desde la Corte Penal Internacional u otros organismos internacionales que esos crímenes no prescriben y que deben ser investigados?. Pero sobre todo, ¿es que el Gobierno del PSOE no va a hacer nada mas, no va a tomar la iniciativa para devolver la dignidad a los huesos de los asesinados y a sus familias?. Me parece increíble, decepcionante y cobarde.
No espero nada de dirigentes como Soraya Sáenz de Santamaría, José Bono o Mariano Rajoy, creo que siempre estuvieron del lado de los vencedores y por tanto disparaban contra las iniciativas en el tema del Juez Baltasar Garzón. Pero si esperaba más de dirigentes que se llaman de izquierdas.
El futuro está en las asociaciones de la memoria democrática y antifascista. Ellos y ellas, hueso a hueso, palmo a palmo son lo mejor de nuestra dignidad sin olvido y con justicia. A todos ellos y ellas mi reconocimiento en esta fecha del 20-N del 2008.

Joan Josep Nuet i Pujals, senador de IU/Imagina

lunes, 20 de octubre de 2008

¡A consumir!

Fue Cornelius Castoriadis quien, hace años, llamó la atención sobre una circunstancia penosa: quienes preconizan un cambio radical en las estructuras políticas y sociales pasan por ser, -dijo-, incorregibles utopistas, mientras que quienes no son capaces de considerar lo que va a ocurrir a dos años vista se nos antojan, en cambio, personas impregnadas de afortunado realismo. No sé si, aplicada la segunda parte de la afirmación a los políticos de hoy, no resulta al cabo en exceso optimista, -por lo de los dos años-, en un escenario en el que el cortoplacismo más aberrante se ha instalado en plenitud entre nosotros.
En semejante teatro no puede sorprender que haya ganado terreno un puñado de inquietantes supersticiones. La primera, y acaso la más común, señala impenitentemente que, pese a lo que dicen quienes reciben el sambenito de catastrofistas, las cosas no son tan graves, de tal suerte que, y en lo que hace, por ejemplo, a la recesión en la que nos adentramos a marchas forzadas, en unos meses la situación recuperará, sin más, la normalidad. A los ojos de los sustentadores de esta opinión pareciera como si nada singularmente preocupante se hiciera valer al calor del cambio climático, de la carestía de las materias primas energéticas y de un capitalismo global que nos arroja sin remisión a un caos planetario. Hay quien no ha tomado nota, por decirlo de otra manera, de que la crisis del momento remite a fenómenos que, a diferencia de lo ocurrido en 1929 o en 1973, no permiten un retorno a la posición de origen.
Otra extendida superstición sugiere que nuestros gobernantes, siempre a la altura de todos los retos, saben perfectamente lo que han de hacer, de tal forma que cuando proceda adoptarán las medidas necesarias. Sobran los argumentos para recelar de tan ingenua intuición: si, por un lado, esos mismos gobernantes prefieren sortear los problemas de fondo, -no hablo ahora, claro es, de la burbuja inmobiliaria, de la evaporación del superávit público o de los niveles del euribor-, por el otro no faltan entre los dirigentes políticos y los intereses empresariales poderosísimos vínculos que aconsejan concluir que los primeros bien que evitarán colocar en primer plano los derechos de los marginados de siempre y, con ellos, los de las generaciones venideras.
Leer en Globalizate este artículo completo de Carlos Taibo

sábado, 18 de octubre de 2008

Daniel Ortega destroza la sociedad civil de Nicaragua

Sergio Ramirez
El proyecto de concentración arbitraria de poder a largo plazo del presidente de Nicaragua Daniel Ortega, en lo que cada vez más asume el carácter de una dictadura familiar, ha llevado en los últimos meses a la clausura de partidos políticos y malversación de las reglas electorales, a la represión a garrotazos de manifestaciones opositoras por medio de fuerzas de choque, a la persecución de artistas y escritores como el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal y los hermanos Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, a la presión contra canales de televisión independientes para cancelar programas de opinión críticos al régimen, como ocurrió con “El 2 en la Nación”, y a juicios amañados contra directores de medios de comunicación, como ha ocurrido con los director del diario La Prensa, todo en medio de una campaña intimidatorio de injurias, difamación y calumnias en contra de los periodistas independientes y de los dirigentes de organizaciones políticas y civiles.
El último en esta lista es el periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el valiente director del diario La Prensa asesinado por la dictadura de la familia Somoza en 1978. Carlos Fernando dirige en Managua el programa de televisión Esta Semana, que se transmite por el canal 8 y goza de amplia credibilidad por su independencia y profesionalismo, y preside también la Fundación Cinco, dedicada a promover investigaciones sobre comunicación, cultura y democratización, y a promover el periodismo investigativo.
En junio del año pasado, Carlos Fernando presentó en Esta Semana una investigación periodística demostrando la existencia del primer gran caso de corrupción en el gobierno de Ortega: una millonaria extorsión extrajudicial fraguada desde la Secretaría del partido FSLN, donde también opera la Casa Presidencial.
La Fiscalía enterró el caso en la impunidad; el empresario que denunció la extorsión fue condenado por injurias y calumnias, y el diputado Alejandro Bolaños, que respaldó la denuncia, fue despojado arbitrariamente de su escaño legislativo.
Desde entonces Carlos Fernando fue sometido a una campaña de difamación en la televisión y la radio oficial, que controla Rosario Murillo, la esposa de Ortega, atribuyéndole delitos tales como los de “narcotraficante, asociación para delinquir, agresor de campesinos y mafioso roba-tierras”, en un franco afán de intimidarlo y callarlo. Ahora, se le ha abierto causa por “lavado de dinero”.
El Ministerio de Gobernación ha acusado a Cinco, y por tanto a Carlos Fernando, de “triangulación y lavado de dinero” por haber suscrito un convenio con el Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), organismo que ha condenado la prohibición del aborto terapéutico establecido en las leyes por el régimen de Ortega, convenio financiado por ocho gobiernos europeos y administrado por OXFAM de Inglaterra, con el propósito de promover “la ciudadanía plena de las mujeres”. La esposa de Ortega se había adelantado a señalar este convenio como el “el fondo satánico” y “Los fondos del mal”. El caso ha pasado a la Fiscalía General, que decide las acciones penales en contra de los ciudadanos, y Carlos Fernando ha sido sometido ya a un extenso interrogatorio por los fiscales designados para llevar el caso.
Carlos Fernando ha declarado: “al no existir una base legal sobre esta investigación, tengo la convicción de que el gobierno está intentando armar un caso jurídico para justificar una acción de represalia política, que ya fue decidida en las más altas esferas del poder, contra Cinco y sus directivos, así como contra periodistas, medios de comunicación, y organizaciones de la sociedad civil, que en base a sus derechos constitucionales ejercen una labor crítica sobre la gestión del gobierno.”
Llamamos a la comunidad internacional a denunciar estos hechos que sólo demuestran el camino que Nicaragua lleva hacia la dictadura bajo el régimen de Ortega, y a solidarizarse plenamente con el periodista Carlos Fernando Chamorro, amenazado con la cárcel, quien igual que su padre defiende el derecho a la libre expresión frente a la brutalidad del autoritarismo.
Imprescincible el artículo que publica hoy Carlos Fernando Chamorro en el diario El País

jueves, 9 de octubre de 2008

El silencio de la Iglesia sobre la crisis

Llama la atención que las autoridades de la Iglesia hablen tanto de algunas cosas y, sin embargo, de otros asuntos muy preocupantes para la gente, como es el caso de la crisis económica, no dicen ni palabra.
Por supuesto, es arriesgado afirmar que el Papa, los cardenales y los obispos, tantos como son, no hayan dicho nada sobre un asunto del que todo el mundo habla con preocupación y con angustia. Sin duda que el Papa y los obispos han hablado del tema. Pero el hecho es que la opinión pública sabe perfectamente lo que la jerarquía piensa y dice sobre el aborto, la eutanasia, el divorcio, la homosexualidad, el uso de anticonceptivos, la asignatura de educación para la ciudadanía, etc, etc, mientras que la gente no tiene ni idea de lo que piensan los obispos sobre la crisis del sistema financiero, la quiebra de los bancos, la subida de los precios, el paro, las hipotecas basura, la 'codicia' que, según el Comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, Joaquín Almunia, está en la raíz de toda esta crisis, tan profunda, tan oscura, tan grave.
Es verdad que los asuntos relativos a la economía suponen conocimientos técnicos, que no están al alcance de todos, ni siquiera de los obispos que se supone son hombres bien formados y con buena preparación, para decir, como pastores de los fieles, lo que los creyentes deben pensar de los problemas que tienen en sus vidas y sus conciencias. Estamos de acuerdo en que, de economía, que hablen los economistas. Pero, si ese criterio es correcto, con idéntica razón habrá que decir que de biología, hablen los biólogos. ¿Por qué los obispos hablan con tanta seguridad sobre asuntos como las células madre, el final de la vida, los experimentos científicos con embriones o las fecundaciones 'in vitro', siendo así que la mayoría de los prelados saben de biología menos aún que lo que pueden saber de economía?
Sinceramente, me sospecho que el silencio de los obispos sobre los temas de economía no se debe a la ignorancia, sino a otras motivaciones más oscuras. ¿Por qué digo esto? Hace pocos días, el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Poettering, decía sin rodeos: «No se pueden dar 700.000 millones (de dólares) a los bancos y olvidarse del hambre». Porque esa cantidad tan asombrosa de dinero se les da a los ricos para que se sientan más seguros y tranquilos en su situación privilegiada, al tiempo que, como bien sabemos, ahora mismo hay más de 800 millones de seres humanos que tienen que subsistir con menos de un dolar al día, lo que supone vivir en condiciones infrahumanas y abocados a una muerte cercana y espantosa. Ahora bien, lo escandaloso es que los políticos denuncian esta atrocidad de la «economía canalla» (Loretta Napoleoni), al tiempo que quienes se nos presentan como los representantes oficiales de Cristo en la tierra no levantan su voz contra semejante canallada.
Por supuesto, ni yo tengo soluciones para la situación crítica que estamos viviendo, ni yo soy quién para ofrecer tales soluciones. Lo único que puedo (y debo) decir es que en la Iglesia sobran funcionarios y faltan profetas. Y tengo la impresión de que, en este momento, para salir del lío en que nos hemos metido, más importante que la sabiduría de los gestores económicos es la audacia de los profetas que sean capaces de decir dónde se sitúa exactamente la codicia, que, como ya he dicho, es la raíz del desastre que estamos soportando.
Todos sabemos que la Iglesia denuncia la injusticia. Pero el problema está en que hace eso utilizando un lenguaje tan genérico como el del presidente Bush cuando exigía una justicia infinita. Nadie duda de las buenas intenciones del Papa. Ni de su enorme personalidad y de su prestigio mundial. Pero el problema está en que el Papa es el jefe supremo de una institución que está presente en el mundo entero. Y se esfuerza por mantener las mejores relaciones posibles con los responsables de la economía y de la política en cada país. Ahora bien, desde el momento en que la Iglesia ha tomado la opción de funcionar así, es imposible que ejerza la misión profética que tiene que ejercer en defensa de los pobres y las personas peor tratadas por la vida y por los poderes de este mundo.
Cualquier persona que lea los evangelios con atención sabe que Jesús no se comportó, ante las autoridades y ante los ricos de su tiempo, como los dirigentes eclesiásticos se comportan hoy ante los responsables de esta economía canalla que está arruinando al mundo. Es evidente que las preocupaciones de Jesús eran muy distintas de las preocupaciones de la Iglesia actual. Tiene que producirse una catástrofe económica, como la que estamos viviendo, para darnos cuenta de por dónde van los verdaderos intereses de los 'hombres de la religión'.
Ellos tienen que utilizar el lenguaje de la justicia y la solidaridad, que es el que se lleva en estos tiempos, pero no se atreven a levantar la voz cuando temen que los intereses de la religión se pueden ver en peligro.
Así las cosas, la conclusión es clara: a la institución religiosa le preocupa más asegurar la estabilidad y el buen funcionamiento de la religión que dar la cara (con todas sus consecuencias) por quienes peor lo pasan en la vida. Y si esta es la conclusión lógica, el resultado está a la vista: los ricos se sienten seguros, los pobres siguen hundidos en su miseria, y la religión con sus templos y sus funcionarios mantiene el tipo, aunque el tipo se vea cada día más viejo y con menos fuerzas.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Súper rescate en Wall Street

Muchas preguntas abrió el paquete de rescate propuesto por la administración Bush al Congreso el fin de semana pasado. Más allá del costo real de la operación de salvamento, el plan no contiene detalles sobre la valuación de los activos que serían adquiridos o sobre las generosas compensaciones de ejecutivos de empresas que serán rescatadas.
El aspecto más alarmante del plan es que daría poderes amplísimos al secretario del Tesoro. La sección octava contiene una salvaguarda excepcional: las decisiones del secretario no podrán ser revisadas por ningún tribunal o agencia administrativa. Así, Paulson tendría facultades ilimitadas para hacer todo tipo de arreglos para limpiar las cuentas sucias de Wall Street, usando 700 mil millones de dólares (mmdd) de los causantes a puertas cerradas. Probablemente todo eso es inconstitucional, pero revela algo alarmante de un plan que ha fabricado una administración famosa por su cinismo y capacidad para mentir.
Las reformas planteadas por los demócratas son compatibles con lo esencial de la solicitud de la Casa Blanca. Pero eso no es suficiente para la voracidad de los financieros. Las propuestas demócratas incluyen la adquisición de acciones en las instituciones “rescatadas”, las limitaciones a las gigantescas compensaciones de los altos ejecutivos y la posibilidad de que los contratos hipotecarios sean modificados por jueces. Esos cambios ponen a temblar al sector financiero, pero, si es el precio a pagar, los aceptarán.
Entonces la pregunta es si el plan de rescate podría funcionar. En el corto plazo es posible que pueda calmar el pánico y evitar corridas sobre algunos bancos regionales. Pero el plan no va a detener la recesión en la que ya se sumerge la economía estadunidense. Las cifras sobre ritmo de actividad, inversiones y desempleo así lo confirman. Y el desplome en el precio de activos residenciales agrava las cosas al deprimir el consumo, que es el principal componente del PIB (alcanza 70 por ciento, mientras la inversión es apenas 20 por ciento).
La recesión va a ser larga y profunda: probablemente se prolongará hasta finales de 2009. Y como un menor ritmo de actividad implica menores ingresos fiscales, el de por sí abultado déficit fiscal va a rebasar los pronósticos oficiales. Para 2009 se planea un déficit fiscal de unos 482 mmdd, sin contar el costo de las guerras en Irak y Afganistán (otros 520 mmdd). Así que con los 700 mmdd del paquete de rescate, el boquete fiscal que la administración Bush heredará a su sucesor adquiere dimensiones colosales, quizás incontrolables. Para fines de 2009 el déficit fiscal real puede superar 7 por ciento del PIB, lo que comprometerá durante años la política fiscal de los sucesores de Bush en la Casa Blanca.
El paquete de rescate tampoco podrá revertir la tendencia secular en la declinación del dólar como moneda de reserva mundial. En estos días de debate en el Congreso los precios de los productos básicos (commodities) han ido en aumento y el dólar sufrió un descenso importante frente a otras divisas. Todo eso implica mayor presión inflacionaria, precisamente en momentos en que la Reserva Federal no puede aumentar la tasa de interés so pena de profundizar la crisis y agravar el descalabro del sistema bancario. Es evidente que el dólar saldrá mal parado de esta crisis y el plan de salvamento de la Casa Blanca no sólo no alterará este estado de cosas, sino que lo puede empeorar.
El desenlace final no puede evitarse: Estados Unidos perderá la capacidad de financiar su déficit externo con un dólar considerado medio de pago y reserva mundial. Eso quiere decir que Estados Unidos ya no podrá empacharse de deuda como hizo en el pasado por una simple y sencilla razón: la credibilidad del resto del mundo en su moneda no será la misma. Si quiere seguir siendo un buen sujeto de crédito para el resto del mundo, tendrá que poner su casa en orden. Entre otras cosas, deberá corregir sus déficit gemelos y reformar el marco regulatorio de su sector financiero.
En el corto plazo deberá colocar un entramado institucional y regulatorio diferente para el componente no bancario del sistema financiero. Es absurdo mantener la bursatilización explosiva, la proliferación de derivados y el florecimiento descontrolado de los fondos de riesgo (hedge funds) como si nada hubiera pasado. Dejar todo esto sin cambios es uno de los defectos más fuertes del paquete de súper rescate.
Sin reformas significativas en el marco regulatorio de su sistema financiero, la credibilidad del resto del mundo en la economía estadunidense se vendrá al suelo y la capacidad de ese país para seguir siendo sujeto de crédito se reducirá sensiblemente. En esas condiciones, esta crisis se traduciría en un estancamiento en el nivel de vida de la población. Junto con la marcada desigualdad que impera en Estados Unidos, eso podría ser un factor de cambio político de primer orden.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

ETA, ni úlcera

ETA padece desde sus inicios un mal endémico: la inconsistencia de su mando, al que los aparatos estatales de represión –no sólo el español– hostigan y neutralizan con creciente eficacia, obligando a la organización a cambiar cada dos por tres de equipo dirigente. En cuanto una promoción de jefes empieza a adquirir una cierta experiencia y algún conocimiento de por dónde va la realidad, se ve desarticulada, con lo que pasa a ser sustituida por otra más joven y más tosca, que ni sabe ni quiere saber de qué va la vida y cuál es la auténtica relación de fuerzas que afronta. El mismo ciclo se reproduce una y otra vez. Es un continuo volver a empezar.
Los republicanos irlandeses huyeron de ese peligro sometiendo a su brazo armado (el IRA) al control de su brazo político (el Sinn Féin). Los activistas podían ser detenidos y encarcelados, pero el mando político, predominante, se mantenía. E iba madurando. Y asumiendo sus limitaciones. Se atuvieron a la consigna del joven Mao Zedong: “Hay que poner la política en el puesto de mando”.
En Euskadi todo ha venido funcionando al revés. Cada vez que la dirección de ETA es asumida por una nueva hornada de militantes novatos, volvemos a toparnos con la misma estrategia, tan cruel como torpe. Creen que matando y sembrando el terror van a conseguir convertirse en insoportables y que eso obligará al Estado a ceder. No se dan cuenta de que cuando la clase política española los califica de “insoportables” lo hace de manera meramente retórica. Por brutal que resulte decirlo, son soportables. Indignantes, pero soportables. Nada de lo que hacen tiene fuerza suficiente como para obligar al Estado español a variar de rumbo.
Alguien sentenció que ETA es para el Estado como una úlcera, porque le molesta y le duele, pero no amenaza su existencia. Para mí que ni eso. La violencia de ETA lacera a sus víctimas directas, y a muchos más, por simpatía, pero al Estado, en tanto que tal, ni lo roza. Y además le da pretextos para endurecer posiciones y leyes en contra de muchos otros que jamás han empuñado una pistola, pero que le causan más problemas.ETA es, a la vez, una maldición y un fracaso.

martes, 16 de septiembre de 2008

O.Lafontaine:el giro a la derecha de la SPD es un regalo electoral a la Izquierda

Jörg Schindler entrevistó el pasado 9 de septiembre al portavoz parlamentario de Die Linke (La Izquierda) en el Bundestag, Oskar Lafontaine, para el diario alemán Frankfurter Rundschau sobre las perspectivas de su partido tras el giro a la derecha de la SPD y la vuelta a la dirección de la socialdemocracia alemana los hombres del ex canciller Schröder con la perspectiva de las elecciones al Parlamento Federal en noviembre próximo.
Señor Lafontaine, se ha ido Beck y vuelve Müntefering. ¿Es eso bueno o malo para La Izquierda?
Müntefering es malo para los jubilados y para los trabajadores asalariados. Está a favor de desmontar el Estado social. Para la Izquierda, es un regalo electoral
¿Y usted lo acepta gustoso?
Nosotros queremos un buen resultado en las elecciones al Parlamento Federal.
¿Lamenta usted la salida de Beck?
Beck ha tratado de corregir la política [de desmontaje del Estado social, iniciada por el gobierno Schröder] de la Agenda 2010. Durante meses ha sufrido muchas deslealtades. Y en esa medida, su decisión es comprensible y respetable. La diferencia entre la SPD y La Izquierda, empero, se ha hecho ahora todavía más clara: Müntefering y Steimeyer [actual ministro de Exteriores en la coalición gobernante CDU-SPD] están a favor de los recortes de las pensiones, a favor de la Agenda 2010 y a favor de la participación de la República Federal alemana en guerras que violan el derecho internacional.
Con el regreso de los schröderianos, ¿se afianza el status de oposición de su partido?
El regreso de los schröderianos le garantiza a la SPD ulteriores derrotas electorales y más pérdidas de miembros del partido. Es lamentable que la SPD no se allane a despedirse de una política de frialdad social. Sólo una nueva mayoría de izquierda puede alterar el curso de creciente desigualdad social en Alemania.
¿Y no podría ser que, a la postre, todo resultara más fácil con Müntefering y Steimeyer, y que se pudiera cerrar con ellos un acuerdo roji-rojo, puesto que ninguno de los dos está bajo sospecha de ser procomunista?
Nunca hay que decir nunca. Si Müntefering y Steinmeyer cambian de idea, nos dejaremos sorprender gratamente.
Cambiar de idea, ¿en qué sentido?
Sobre todo en materia de política social. Un ejemplo: la fórmula actual en materia de política de ingresos es un escándalo de primer orden. Tenemos a un 25% de los trabajadores asalariados en el sector del salario de mínimos, con una esperanza de ingresos en torno a los 400 euros mensuales. No es necesario añadir más.
Con todo, la SPD volverá al menos a estar en condiciones de hacer campaña electoral.
Es posible. Tal vez volvamos a ver lo que vimos en las últimas elecciones federales, cuando Schröder desarrolló una campaña electoral contra su propia política. Tal vez consiga la SPD atraerse a una parte de las electoras y de los electores mareando la perdiz. Pero las electoras y los electores están ya escaldados por el incremento del IVA y por los engaños en la política de ingresos.
¿Qué significará el cambio de dirección en la SPD para estados federados como Hesse?
Nada. La SPD de Hesse sabe que no tiene otra opción, sino la de derribar al gobieno [del democristiano] Koch [con auyuda de La Izquierda]
¿Y no cree usted que Müntefering hará todo lo posible para impedir allí la formación de un gobierno roji-verde-rojo?
El pasado lunes la propia dirección de la SPD de Hesse dejó claro que no toleraría ninguna intromisión de ese tipo.
¿Y qué pasará en el Sarre y en Turingia?
Lo que dicen allí los candidatos de la SPD es que, si llegan a la presidencia del gobierno autónomo, harán coalición con La Izquierda, pero que si sacan menos votos que nosotros, no; entonces se irían a la cama con la CDU. Allí se ve crecer a una generación de carreristas, completamente indiferente a los contenidos políticos.
Póngase la mano en el corazón, señor Lafontaine, y dígame: cuando contempla el actual estado de [su antiguo partido,] la SPD, ¿qué sentimiento predomina, el de la complacencia o el de la compasión?
No puede complacerme que prosiga una política que ha hecho desdichados a tantos seres humanos. Basta pensar en el programa Hartz IV [de "flexibilización" del mercado laboral].

Traducción para Sinpermiso: Amaranta Süss

lunes, 15 de septiembre de 2008

El nuevo capitalismo chino


Josep María Antentas es profesor de Sociología de la UAB y Esther Vivas, miembro del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS)-UPF

Los recientes Juegos Olímpicos han sido una gran vitrina para el nuevo capitalismo chino en ascenso. La China actual es resultado de un largo proceso de restauración capitalista iniciado hace tres décadas. Las reformas empezaron en 1978, ampliaron y profundizaron su alcance progresivamente debilitando los mecanismos de la economía planificada, y recibieron un empuje decisivo a partir de 1992.
En los años noventa, tuvo lugar un proceso sin freno de privatización de las empresas estatales y de liberalización de los servicios públicos. Hoy en día, dos tercios de las y los asalariados chinos trabajan ya para capitales privados. Justo a comienzos del siglo XXI, la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en el año 2001 culminaba su proceso de reintegración en el capitalismo mundial.
Son pocos ya, afortunadamente, quienes desde la izquierda tienen ilusiones sobre el modelo chino. Pero conviene dejarlo claro: treinta años de reformas han configurado un capitalismo salvaje sin paliativos. Y este es el horizonte hacia donde va el país, a pesar de la retórica sobre una “sociedad harmoniosa” del presidente Hu Jintao. La creciente evidencia de los desastres sociales y medioambientales causados por el actual modelo de acumulación ha provocado cambios en la retórica oficial y ajustes en las políticas para contener desequilibrios, pero no una modificación del rumbo general.
La restauración capitalista ha sido pilotada por el Partido Comunista Chino (PCCh) cuyo ideario y naturaleza se ha ido transformando. El nacionalismo se ha convertido en el principal elemento del discurso y la identidad del PCCh y es utilizado como un factor cohesionador y legitimador de su proyecto político. De ahí la importancia estratégica de los Juegos.
China está atravesada por grandes desequilibrios sociales y regionales. Las reformas han provocado concentración de la renta, polarización social y un aumento de las desigualdades. El coeficiente de Gini (que mide la desigualdad) ha pasado de un 0,30 en 1980 a un 0,48 y, según el Banco Mundial, existirían unos 300 millones de pobres en el país. El grueso de la actividad económica se concentra en las regiones costeras (receptoras del 85% de la inversión extranjera el año pasado), que contrastan con las empobrecidas regiones del interior. El actual modelo de desarrollo tiene también un alto coste medioambiental, en particular en lo que se refiere a la contaminación del aire de las grandes urbes y del agua.
La base social sobre la cual se sustenta el régimen chino es la nueva burguesía emergente, ligada al aparato del Estado y del Partido, y una significativa clase media urbana, que incluye también a los sectores más cualificados de los asalariados, y muchos de los funcionarios y miembros del aparato estatal.
La clase trabajadora ha experimentado profundas transformaciones. Las y los trabajadores del sector público, un 20% de la población activa, fueron duramente golpeados por la oleada de privatizaciones, que han eliminado el 40% de los empleos públicos. Esta fracción de la clase trabajadora ha visto erosionadas las garantías sociales del periodo maoísta. Simbólicamente ha sido degradada en su estatus social, pasando de ser considerada oficialmente por el régimen como la clase dirigente a ser noqueada por las reformas.
En paralelo, ha emergido una nueva fracción de la clase trabajadora formada por las y los emigrantes rurales a la ciudad, y concentrada en las industrias orientadas a la exportación de la costa Este y del delta del río Perla, y también en sectores como la construcción y servicios mal pagados en las grandes ciudades. La emigración interna campo-ciudad está alimentada por una crisis del medio rural y el hundimiento del poder adquisitivo de los campesinos, situado en un tercio del urbano. Cifrada en unos 150 millones de personas, esta nueva clase trabajadora ocupa los escalafones más bajos del mercado laboral.
Sus condiciones de trabajo y de vida constituyen la cara más amarga del nuevo capitalismo chino. Salarios bajos, jornadas laborales interminables, insalubridad en el trabajo y violación de las leyes laborales por parte de muchas empresas y de sus subcontratistas forman parte de su realidad cotidiana. La federación sindical oficial, la única legal, carece de autonomía frente al Estado, está subordinada a los intereses empresariales y no es un instrumento real de defensa de las y los trabajadores.
En este contexto, no es de extrañar que las luchas sociales hayan aumentado desde finales de los noventa. Sin embargo, estas son todavía muy fragmentadas y aisladas, y debido a la férrea represión, no dejan tras de sí casi ningún poso organizativo. No existen convergencias entre las movilizaciones de los trabajadores del sector estatal con las de la clase obrera inmigrante. Ni tampoco entre las numerosas protestas en el mundo rural y en las áreas urbanas.
Apoyar estas luchas emergentes en China contra el actual modelo de acumulación, debido a la importancia del país y a la posición que ocupa en la arquitectura del capitalismo global, es una tarea estratégica central para los movimientos opuestos a la globalización neoliberal. Sin que ello implique, obviamente, hacer el juego a los gobiernos occidentales cuando hipócritamente denuncian los abusos de los derechos humanos en China o la represión del pueblo tibetano. Del resultado de las luchas populares presentes y futuras en China, dependerá en buena medida la forma que tome el mundo a venir.

martes, 9 de septiembre de 2008

Celia, un huracán militante

Nestor Kohan
Es una pérdida enorme. Nos parece mentira. Celia Hart Santamaría acaba de fallecer junto con su hermano Abel en un accidente automovilístico en La Habana. Nos enteramos anoche. ¡Justo ahora, cuando ella hacía más falta que nunca! Mucha impotencia. Una sensación muy fea en la boca, en la garganta, en el estómago.
Todo el mundo la presenta como “la hija de”. No está mal. Su mamá fue Haydeé Santamaría Cuadrado [ 1922-1980] , militante revolucionaria, emblema y símbolo de la revolución cubana, compañera de Fidel Castro desde los primeros días, asaltante del cuartel Moncada, fundadora de Casa de las Américas. Su papá, Armando Hart Dávalos [1930-] , dirigente histórico de la revolución cubana, fundador del Movimiento 26 de julio también junto a Fidel, ministro de educación de la revolución e inspirador de su célebre campaña de alfabetización. Además de sus padres, Celia contaba entre sus familiares con Abel Santamaría Cuadrado [1927-1953], colaborador político de Fidel desde antes del golpe de estado de Batista, luego asaltante del cuartel Moncada, capturado vivo, torturado y asesinado por la dictadura de Batista.
Pero Celia era mucho más que “la hija de” o la “sobrina de”. Tuvo, tiene y tendrá una luz y un brillo propio. ¿A quien le cabe duda?
Trabé relación con Celia a través de su padre. Fue Armando quien más nos insistió con la necesidad de conocer a Celia. Había entre ambos, padre e hija, una relación muy fuerte, afectiva y emotiva pero también intelectual y política. Todo escritor, cuando escribe, tiene en mente un diálogo con alguien. Me animo a decir que Armando era uno de los interlocutores imaginarios de Celia, al igual que Fidel Castro. Siempre tenía en mente sus opiniones, en un diálogo real o imaginario. Cada vez que Celia me escribía, confesaba: “ me imagino lo que estará pensando mi padre ” o “ lo que debe pensar Fidel de esto que estoy diciendo ”, “ estoy segura que a Fidel le debe encantar ”.
Llegué a Celia por intermedio de Armando. Hace más de una década, en medio del desierto moral e intelectual de los años ’90, durante el reinado feroz e implacable del neoliberalismo en todo el mundo, Armando Hart nos escribió después de leer un trabajo sobre Marx y el tercer mundo publicado en la revista Casa de las Américas. Entusiasmado como un chico, nos envió una conferencia suya sobre el Manifiesto comunista . Al intercambio de cartas y trabajos siguió el encuentro personal, gracias al amigo y compañero Fernando Martínez Heredia, igualmente guevarista como padre e hija.
La primera vez que la vi, Celia no comenzó hablando de la revolución latinoamericana, de Fidel, del Che o de Lenin, Trotsky y los bolcheviques. ¡No! Cuando todavía no habíamos abierto la boca, las primeras palabras que nos dijo, con una sonrisa amplia de oreja a oreja, fueron: “ Estoy muy celosa de tu relación con mi padre” . Así era ella, tremendamente irónica y tierna al mismo tiempo, profundamente humana, muy querible por sobre todas las cosas. La antítesis viviente del “aparato” impersonal que transforma la política de los revolucionarios en algo desalmado, frío, administrativo, burocrático.
Repleta de afecto, de ternura, de humanismo, podíamos discutir sobre cualquier problema de la coyuntura latinoamericana, de Chávez, del futuro de Cuba, de los gusanos de Miami o de lo que sea, y en la mitad, siempre, invariablemente, intercalaba una broma, un chiste, una ironía o una alusión inesperada a un amor suyo, amigo mío.
Celia jugó un papel enorme en la batalla de las ideas de los últimos tiempos, dentro y fuera de Cuba. A mi modesto entender, la palabra de Celia Hart fue muy útil y muy eficaz. Sirvió, como decimos en Argentina, para “abrir cabezas”, es decir, para hacer pensar. ¡Celia ayudó a pensar! Provocó a las distintas tribus de la izquierda latinoamericana obligándolos a escucharse mutuamente (una tarea nada fácil, por cierto).
A los comunistas tradicionales, formados en el mundo cultural de la Unión Soviética, los empujó contra la pared y los obligó a abandonar los prejuicios infundados y a leer, por fin, al “innombrable” y “demoníaco” León Trotsky, tantas veces borrado de fotos y de historias por la censura y también por la autocensura de varias generaciones educadas en el stalinismo. Aunque sea para discutirle, tuvieron que ponerse a leer a Trotsky. Alguno que otro reaccionó con encono, pero la mayoría adoptó otra actitud más suave y racional, tomó como un desafío el planteo de Celia y a partir de allí hubo que volver a pensar y repensar viejos dogmas, hoy apolillados y completamente ineficaces. ¿Quién podía acusar a Celia de desconocer el mundo cultural y político del Este europeo, afín a la URSS, aquel que se cayó con el muro de Berlín, si ella había vivido años y había estudiado física, precisamente, en la República Democrática Alemana (RDA)? ¿Quién podía acusar a Celia de ser “contrarrevolucionaria”, “quinta columna” o vaya uno a saber qué, si ella amaba —no sólo admiraba sino que amaba— a Fidel Castro?
A los trotskistas, latinoamericanos pero también europeos, Celia los increpó y les habló de Fidel y del Che sin pelos en la lengua, con argumentos políticamente rigurosos y también con amor. Les dijo, una y otra vez, que el internacionalismo no se declama en panfletos y revistas universitarias o en la retórica de salón, que la revolución cubana envió casi medio millón de combatientes internacionalistas a Angola y a toda América Latina. Celia los obligó a reclamar por la libertad de los cinco revolucionarios cubanos encarcelados en EEUU. Los interpeló, cada vez que pudo, para que abandonen fórmulas cristalizadas y puedan mirar con otros ojos, no tan prejuiciosos, a Cuba y a su revolución.
Insistimos. La gran virtud de Celia ha consistido en que sus intervenciones, no siempre planificadas ni calculadas con serenidad (lo cual le generó no pocas angustias y dolores de cabeza cuando la prensa burguesa intentaba manipularla o tergiversarla), obligaron a la izquierda a pensar. ¡A pensar! Esa actividad no siempre practicada cuando la pretendida “ortodoxia” del marxismo (sea cual fuera la familia ideológica en cuestión, se pertenezca al guetto que se pertenezca) se transforma en un salvoconducto para rumiar y repetir frases hechas, sin reflexión propia ni pensamiento crítico.
En el mundo cultural de las izquierdas Celia era mirada como una “rara avis”. ¿Fidelista trotskista? ¿Crítica de la burocracia y el mercado y defensora a muerte de la revolución cubana? ¿Guevarista encendida que no acepta participar de homenajes oficiales e institucionales al Che? ¿Cómo es eso? ¡Qué me lo expliquen!... habrá pensado más de uno.

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