¿Puede un país llamarse democrático y mantener a no menos de 150.000 desaparecidos enterrados en las cunetas?.
La respuesta a esta pregunta es un termómetro democrático en la España de noviembre del 2008, 33 años después de la muerte del dictador Francisco Franco. La derecha política, mediática, judicial y eclesial repiten constantemente que la Ley de Amnistía ya solucionó ese problema y que hay que olvidar. Por otro lado en el PSOE se prefiere que sea "la historia" quien juzgue a la dictadura e incluso pueden permitirse tener a José Bono jugando con la imagen de Sor María Maravillas en el Congreso de los Diputados y negando al mismo tiempo una pequeña placa de reconocimiento a dos diputados comunistas ilustres como Dolores Ibarruri (La Pasionaria) y Rafael Alberti.
Hay que aprender de la experiencia de países como Argentina y Chile, donde a pesar de la existencia de leyes de punto final que intentaron legislar la impunidad, al final, la justicia se impuso y la memoria venció al olvido.
En nuestro país es conocido que el poder judicial es uno de los que mas se ha resistido a su adaptación democrática a los nuevos tiempos, y que incluso la derecha ha realizado una verdadera ofensiva en ese ámbito para controlarlo y así frenar cualquier veleidad reformadora o con perfil de izquierdas y federalista. Si a ello se suma el pacto PP-PSOE realizado recientemente donde esas dos fuerzas políticas se reparten las sillas del gobierno de los jueces, y colmatan la jugada buscando una presidencia del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal supremo de perfil conservador y católico, podemos afirmar que temas como la nulidad de los juicios franquistas, o la aceptación de la plurinacionalidad del Estado se convierten en imposibles.
El PSOE sabe perfectamente que el talante reformador de leyes como la de Memória o las reformas estatutarias chocaran contra el muro de la intolerancia judicial conservadora, y que los pactos de Estado entre PP y PSOE sea para la reforma del Poder Judicial o para abordar la violencia en el País Vasco condenaran la pluralidad democrática y ejercerán de verdadera anestesia para la memoria republicana.
Para las gentes de izquierda de este país los crímenes cometidos por los fascistas durante la Guerra Civil y el franquismo son delitos contra la humanidad, que no prescriben y que no son amnistiables. Si Pinochet tuvo que exilarse en Londres y a su país le tuvo que llegar el impulso justiciero desde fuera, ¿tendremos en España que llegar a la misma situación?, ¿se nos tendrá que decir desde la Corte Penal Internacional u otros organismos internacionales que esos crímenes no prescriben y que deben ser investigados?. Pero sobre todo, ¿es que el Gobierno del PSOE no va a hacer nada mas, no va a tomar la iniciativa para devolver la dignidad a los huesos de los asesinados y a sus familias?. Me parece increíble, decepcionante y cobarde.
No espero nada de dirigentes como Soraya Sáenz de Santamaría, José Bono o Mariano Rajoy, creo que siempre estuvieron del lado de los vencedores y por tanto disparaban contra las iniciativas en el tema del Juez Baltasar Garzón. Pero si esperaba más de dirigentes que se llaman de izquierdas.
El futuro está en las asociaciones de la memoria democrática y antifascista. Ellos y ellas, hueso a hueso, palmo a palmo son lo mejor de nuestra dignidad sin olvido y con justicia. A todos ellos y ellas mi reconocimiento en esta fecha del 20-N del 2008.
Joan Josep Nuet i Pujals, senador de IU/Imagina
La respuesta a esta pregunta es un termómetro democrático en la España de noviembre del 2008, 33 años después de la muerte del dictador Francisco Franco. La derecha política, mediática, judicial y eclesial repiten constantemente que la Ley de Amnistía ya solucionó ese problema y que hay que olvidar. Por otro lado en el PSOE se prefiere que sea "la historia" quien juzgue a la dictadura e incluso pueden permitirse tener a José Bono jugando con la imagen de Sor María Maravillas en el Congreso de los Diputados y negando al mismo tiempo una pequeña placa de reconocimiento a dos diputados comunistas ilustres como Dolores Ibarruri (La Pasionaria) y Rafael Alberti.
Hay que aprender de la experiencia de países como Argentina y Chile, donde a pesar de la existencia de leyes de punto final que intentaron legislar la impunidad, al final, la justicia se impuso y la memoria venció al olvido.
En nuestro país es conocido que el poder judicial es uno de los que mas se ha resistido a su adaptación democrática a los nuevos tiempos, y que incluso la derecha ha realizado una verdadera ofensiva en ese ámbito para controlarlo y así frenar cualquier veleidad reformadora o con perfil de izquierdas y federalista. Si a ello se suma el pacto PP-PSOE realizado recientemente donde esas dos fuerzas políticas se reparten las sillas del gobierno de los jueces, y colmatan la jugada buscando una presidencia del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal supremo de perfil conservador y católico, podemos afirmar que temas como la nulidad de los juicios franquistas, o la aceptación de la plurinacionalidad del Estado se convierten en imposibles.
El PSOE sabe perfectamente que el talante reformador de leyes como la de Memória o las reformas estatutarias chocaran contra el muro de la intolerancia judicial conservadora, y que los pactos de Estado entre PP y PSOE sea para la reforma del Poder Judicial o para abordar la violencia en el País Vasco condenaran la pluralidad democrática y ejercerán de verdadera anestesia para la memoria republicana.
Para las gentes de izquierda de este país los crímenes cometidos por los fascistas durante la Guerra Civil y el franquismo son delitos contra la humanidad, que no prescriben y que no son amnistiables. Si Pinochet tuvo que exilarse en Londres y a su país le tuvo que llegar el impulso justiciero desde fuera, ¿tendremos en España que llegar a la misma situación?, ¿se nos tendrá que decir desde la Corte Penal Internacional u otros organismos internacionales que esos crímenes no prescriben y que deben ser investigados?. Pero sobre todo, ¿es que el Gobierno del PSOE no va a hacer nada mas, no va a tomar la iniciativa para devolver la dignidad a los huesos de los asesinados y a sus familias?. Me parece increíble, decepcionante y cobarde.
No espero nada de dirigentes como Soraya Sáenz de Santamaría, José Bono o Mariano Rajoy, creo que siempre estuvieron del lado de los vencedores y por tanto disparaban contra las iniciativas en el tema del Juez Baltasar Garzón. Pero si esperaba más de dirigentes que se llaman de izquierdas.
El futuro está en las asociaciones de la memoria democrática y antifascista. Ellos y ellas, hueso a hueso, palmo a palmo son lo mejor de nuestra dignidad sin olvido y con justicia. A todos ellos y ellas mi reconocimiento en esta fecha del 20-N del 2008.
Joan Josep Nuet i Pujals, senador de IU/Imagina
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