El comunismo no es una idea pura, ni un modelo doctrinario de sociedad. No es el nombre de un régimen estatal, ni el de un nuevo modo de producción. Es el de un movimiento que, de forma permanente, supera/suprime el orden establecido. Pero es también el objetivo que, surgido de este movimiento, le orienta y permite, contra políticas sin principios, acciones sin continuidad, improvisaciones de a diario, determinar lo que acerca al objetivo y lo que aleja de él. A este título, es no un conocimiento científico del objetivo y del camino, sino una hipótesis estratégica reguladora. Nombra, indisociablemente, el sueño irreductible de un mundo diferente, de justicia, de igualdad y de solidaridad; el movimiento permanente que apunta a derrocar el orden existente en la época del capitalismo; y la hipótesis que orienta este movimiento hacia un cambio radical de las relaciones de propiedad y de poder, a distancia de los acomodamientos con un menor mal que sería el camino más corto hacia lo peor.
miércoles, 13 de enero de 2010
Potencias del comunismo o la critica sin posmodernismo
Se puede hacer crítica de izquierdas sin léxico posmoderno y un buen ejemplo es Daniel Bensaïd, filósofo y militante revolucionario, que murió ayer, tras larga enfermedad. Aquí dejo el último párrafo de su último artículo. Se trate de "Potencias del comunismo", un breve, heterodoxo y clarificador texto que escribió para el nº 4 de la revista Contretemps, de la que era fundador, y que ha publicado la revista Viento Sur.
La crisis, social, económica, ecológica, y moral de un capitalismo que no hace retroceder ya sus propios límites más que al precio de una desmesura y de una sinrazón crecientes, amenazando a la vez a la especie y al planeta, vuelve a poner al orden del día “la actualidad de un comunismo radical” que invocó Benjamin frente al ascenso de los peligros de entre guerras.
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