jueves, 17 de abril de 2008

IU: continuismo sin futuro o catarsis con esperanza

Pedro Montes y Diosdado Toledano son miembros de la Presidencia Federal de Izquierda Unida
Cabe afirmar que si el “llamazarismo” sobrevive en IU, cualquiera que sea su versión, no habrá recuperación posible del proyecto. En esa situación, tampoco es pensable ni creíble una IU como catalizadora de la regeneración de la izquierda política en un sentido más amplio. En nuestra opinión, tampoco se conjura este peligro con la decisión adoptada por la Presidencia federal de constituir una comisión que prepare la próxima Asamblea federal. Ante la gravedad de la crisis, se ha recurrido a la manida respuesta de crear una comisión, pero una comisión además gestada con todos los vicios que IU arrastra en su funcionamiento: una parte de los barones, sectores y sensibilidades, repartiéndose burocráticamente un pastel minúsculo con la intención de ir tomando posiciones para, en su momento, asegurarse la mejor parte del poder institucional que le puede quedar a IU.
Para colmo, ya se empieza hablar de alianzas entre dirigentes de federaciones, de operaciones para centrar el proyecto, que excluyen a una parte de las alternativas y de la pluralidad, e incluso de postulantes al cargo de Coordinador general. En fin, pensamos que se están dando los pasos para, una vez llegados al borde del precipicio, arrojarnos por él.
Lo actuado hasta aquí después del gravísimo revés electoral nos pone en camino del desastre total. La salvación de IU es una tarea llena de dificultades al punto de que verosímilmente no sea posible. No obstante, en nuestra opinión, conociendo la realidad de la organización, la degradación que sufre, el desánimo que recorre a sus mejores militantes, podemos asegurar que el continuismo por el que parece haberse optado no lleva a ninguna parte, que así no saldrá IU de la profunda sima en que ha caído. Sólo la ruptura con el pasado, sólo una catarsis que remueva y renueve en profundidad la organización, puede poner las bases para el renacimiento de la izquierda política en nuestro país.
La candidatura de Marga Sanz pudo representar en su momento una oferta de la reforma necesaria. Contenía, y son asumibles, los elementos programáticos y organizativos necesarios para evitar la ruina final y para emprender una recuperación a medio plazo.
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