Pablo A. Martin Bosch
Ser o considerarse de izquierdas en el País Vasco (Vascongadas o Euskadi) no es nada fácil. Por un lado, hemos de tener en cuenta la cuestión de justicia social, en la que podrían llegar a acuerdos siquiera parciales, los militantes (los dirigentes tienen otros intereses más personalistas de apego a las poltronas) tanto del PSOE, como de IU, de EA, de Aralar, de Zutik, e incluso, por qué no, del mundo de Batasuna y del PNV. Por el otro, la consideración del País Vasco (Vascongadas o Euskadi) como “marco autónomo de la lucha de clases” podría haber llegado a los mismos resultados al comienzo de la llamada “transición democrática” pero no ahora, y viceversa.
En la actualidad el PSOE, tras haber logrado su victoria histórica en los tres territorios sobre el PNV (no sobre el nacionalismo), sabe que debe explotar al máximo su euforia de cara a las próximas elecciones autonómicas, pero, así mismo es consciente de que, aún logrando mantener las posiciones, no es suficiente para acceder a la presidencia de la Comunidad Autónoma si no se apoya en otras organizaciones. A su favor cuenta con el desgaste del PNV, y con el previsible apoyo –puesto ahora en duda, tras la moción de censura en Arrasate– del PP, pero, aún así puede verse necesitado de otros apoyos, y a optado por lanzar (Odón Elorza) el globo sonda de acercarse a IU y a Aralar (podría haber sido más generoso e involucrar a EA). Indudablemente votantes potenciales del PP y de IU van a optar por la utilidad de incrementar el peso del PSOE, pero habrá que ver hasta dónde llega.
En la actualidad el PSOE, tras haber logrado su victoria histórica en los tres territorios sobre el PNV (no sobre el nacionalismo), sabe que debe explotar al máximo su euforia de cara a las próximas elecciones autonómicas, pero, así mismo es consciente de que, aún logrando mantener las posiciones, no es suficiente para acceder a la presidencia de la Comunidad Autónoma si no se apoya en otras organizaciones. A su favor cuenta con el desgaste del PNV, y con el previsible apoyo –puesto ahora en duda, tras la moción de censura en Arrasate– del PP, pero, aún así puede verse necesitado de otros apoyos, y a optado por lanzar (Odón Elorza) el globo sonda de acercarse a IU y a Aralar (podría haber sido más generoso e involucrar a EA). Indudablemente votantes potenciales del PP y de IU van a optar por la utilidad de incrementar el peso del PSOE, pero habrá que ver hasta dónde llega.
Ante tal tesitura, evidentemente, las otras tres o cuatro fuerzas restantes tienen poco margen de maniobra.
El mundo de Batasuna posiblemente se encuentre nuevamente imposibilitado para actuar políticamete –salvo que el PSOE considere que su presentación electoral debilite a las formaciones nacionalistas–. Si Batasuna opta por la presentación, y puede hacerlo, el reparto de la tarta se amplia y obliga –o puede obligar– al PNV a contar con su apoyo, pero a condición de que radicalice su discurso soberanista; si opta por la abstención, el enfrentamiento será más directo.
A IU, Aralar y Zutik, en esos parámetros, poco les queda por hacer. La izquierda parlamentaria se encuentra en verdadero peligro de extinción, y en esas sólo queda la solución de la unión de fuerzas.
El mundo de Batasuna posiblemente se encuentre nuevamente imposibilitado para actuar políticamete –salvo que el PSOE considere que su presentación electoral debilite a las formaciones nacionalistas–. Si Batasuna opta por la presentación, y puede hacerlo, el reparto de la tarta se amplia y obliga –o puede obligar– al PNV a contar con su apoyo, pero a condición de que radicalice su discurso soberanista; si opta por la abstención, el enfrentamiento será más directo.
A IU, Aralar y Zutik, en esos parámetros, poco les queda por hacer. La izquierda parlamentaria se encuentra en verdadero peligro de extinción, y en esas sólo queda la solución de la unión de fuerzas.
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