miércoles, 9 de abril de 2008

Luego vinieron a buscar a José Couso

Belén Gopegui
Quienes estamos aquí, hermanos, amigos, compañeros de José Couso, y personas que nunca le conocimos, formamos parte de una comunidad. Admiramos la capacidad de sus familiares para seguir luchando, para unir su reclamación a muchas otras causas diferentes y saber que todas son la misma, que donde una persona cae, caemos todas con ella. Quienes estamos aquí sabemos que no es correcto atacar y matar a un periodista desarmado, a ningún civil. Y aunque parezca que estamos quietos, no lo estamos. Porque sabemos algo más, algo que quienes invaden países impunemente olvidan a menudo:
Sabemos que la diferencia entre un juez justo y mil jueces justos no es tanta. La diferencia entre un profesor de instituto que lleva a los hermanos de José Couso a hablarle a los alumnos, y cinco mil profesores llevando a sus clases la misma lucha no es tanta. Ni lo es la diferencia entre un periodista que recuerda y diez mil periodistas que recuerdan y un día vendrán aquí. Quizá ahora seamos quinientas personas dando vida a los cinco años de ausencia de José Couso. La diferencia con quinientas mil no es tanta. Ni con cinco millones. Porque no estamos quietos. Estamos sumando. Cada día, en nuestros trabajos, en nuestras conversaciones, sumamos voces y causas y somos más cada vez. Llevamos dentro el hotel Palestina como quien lleva un cuerpo en gestación.
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