Juan Torres
Es verdad que los grandes poderes dejan poca capacidad de maniobra a los gobiernos progresistas. eso es un problema. Pero otro mucho más grande es que los propios gobiernos progresistas renuncien a sus principios y asuman los del liberalismo para favorecer a los poderosos y empeorando la situación de los más débiles. Creo que eso es lo que le está pasando a zapatero, como analizo en este artículo.
El nuevamente electo presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, parece estar dispuesto a utilizar esta segunda legislatura para demostrar de modo fehaciente que sus pretensiones políticas nada tienen que ver ni con el socialismo, ni con la socialdemocracia, ni siquiera con la equidad más elementalmente entendida.
Dejaré de lado la propia conformación del equipo gubernamental, que ya he comentado en otro texto, y en el que significativamente han desparecido las figuras más comprometidas con las políticas sociales y socialdemócratas, para dar paso a liberales confesos como Miguel Sebastián. O que ha dejado en lugar marginal a los departamentos encargados de adoptar las políticas de más calado social (ver El nuevo gobierno de Zapatero, un claro giro a la derecha). Y tampoco me referiré al escandaloso fichaje de su hasta ahora máximo asesor económico, David Taguas, por la gran patronal de la construcción. Aunque sea también una prueba irrefutable de cuáles han sido los intereses que ha defendido durante su etapa en el gobierno este economista procedente del Banco Bilbao Vizcaya y llegado a La Moncloa de la mano de Sebastián.
Además de eso, las primeras medidas económicas de esta nueva legislatura reflejan sin ningún género de dudas que lo que Zapatero está dispuesto a llevar a cabo es un autentico socialismo al revés, es decir, favorecer a los que más tienen en perjuicio de los más débiles y desprotegidos.
Dejaré de lado la propia conformación del equipo gubernamental, que ya he comentado en otro texto, y en el que significativamente han desparecido las figuras más comprometidas con las políticas sociales y socialdemócratas, para dar paso a liberales confesos como Miguel Sebastián. O que ha dejado en lugar marginal a los departamentos encargados de adoptar las políticas de más calado social (ver El nuevo gobierno de Zapatero, un claro giro a la derecha). Y tampoco me referiré al escandaloso fichaje de su hasta ahora máximo asesor económico, David Taguas, por la gran patronal de la construcción. Aunque sea también una prueba irrefutable de cuáles han sido los intereses que ha defendido durante su etapa en el gobierno este economista procedente del Banco Bilbao Vizcaya y llegado a La Moncloa de la mano de Sebastián.
Además de eso, las primeras medidas económicas de esta nueva legislatura reflejan sin ningún género de dudas que lo que Zapatero está dispuesto a llevar a cabo es un autentico socialismo al revés, es decir, favorecer a los que más tienen en perjuicio de los más débiles y desprotegidos.
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