Manuel Monereo
Encontramos también en la página de IUmps este artículo que Manuel Monereo ha elaborado como base de discusión para las propuestas políticas que la corriente discutirá en la reunión abierta que tiene el día 31.
Pide que se le manden las consideraciones que cada uno tenga a esa dirección de correo electrónico: ortaraceli arroba gmail.com
Pide que se le manden las consideraciones que cada uno tenga a esa dirección de correo electrónico: ortaraceli arroba gmail.com
Hay una conciencia bastante extendida de que IU ha concluido un ciclo histórico y que en su actual formato carece de futuro. Lo peor no ha sido la enésima derrota electoral: en estos años IU ha perdido militancia, pluralidad y conexión con la parte organizada socialmente de la izquierda. IU vive una crisis política, orgánica y de dirección, es decir, se ha ido disolviendo el proyecto que hemos defendido históricamente. Ha llegado a tal situación de degradación que el actual equipo dirigente ha pretendido cambiar la naturaleza del proyecto en la precampaña y en la propia campaña electoral.
Se trata de (re)fundar IU, es decir, partir de las bases morales, políticas e ideales de IU para medirse, veinte años después, con la realidad desde el presente y con la experiencia de nuestros éxitos y fracasos y desde aquí, construir colectivamente la nueva Izquierda Unida que los trabajadores, las capas populares y los movimientos sociales necesitan. Todo acto de fundación requiere un diagnóstico veraz de lo que pasa para definir a continuación a donde se quiere ir, como hacerlo y con quién.
El punto de partida para nosotros es clave: construir una fuerza política de la izquierda alternativa desde un punto de vista anticapitalista y con una voluntad explícita de construir una sociedad socialista. Desde estos supuestos queremos forjar una fuerza sólidamente enraizada en nuestra sociedad, capaz de organizar un sujeto político alternativo que rompa con las políticas neoliberales y con unas formas y modos de hacer la política oligárquicos y al servicio de los grandes poderes económicos y mediáticos. Esto significa para nosotros unir lo que, desde el poder han ido separando: democracia, clases trabajadoras y emancipación social. Esto se concreta en República, Estado Federal y Socialismo XXI.
Pretendemos reconstruir socialmente IU, (re)fundar su programa y regenerarla democráticamente. Asentarse sólidamente en nuestra sociedad implica, entre otras cosas, valorizar el trabajo voluntario, propiciar formas plurales de autoorganización y encontrar nuevas relaciones entre las instituciones y los ciudadanos y ciudadanas. La democracia participativa no puede ser un concepto más, sino una práctica política desde la que se mide el propio carácter de la formación que queremos construir.
(Re)fundar el programa significa volver a unir lo que se ha ido disolviendo en IU: la centralidad de un programa que expresa una alianza estratégica entre las viejas tradiciones del movimiento obrero y los nuevos sujetos emancipatorios, eso que intentábamos decir cuando hablábamos de alianza roja, verde y violeta.
La regeneración democrática del proyecto tiene que ver con el autoritarismo creciente que ha atravesado IU y con la pérdida real de protagonismo de las organizaciones de base y de la entera militancia. Resulta paradójico hablar de desunión, de división interna y de conflicto público cuando se violan sistemáticamente las reglas de juego y la dirección se comporta como una fracción a la vez que se intenta, a espaldas de la afiliación, cambiar el propio proyecto.
El desafío es claro: convertir al afiliado y afiliada en el protagonista de nuestro organización creando mecanismos reales de participación, de elaboración colectiva y de formación política. Cuando hablamos de IU como movimiento político social queremos decir esto, una formación política de nuevo tipo, alternativa a las políticas y a las formas de hacer política dominantes, que haga de la pluralidad ideológica y de la unidad de acción un ejercicio cotidiano de síntesis e instrumento para la transformación social.
Se trata de (re)fundar IU, es decir, partir de las bases morales, políticas e ideales de IU para medirse, veinte años después, con la realidad desde el presente y con la experiencia de nuestros éxitos y fracasos y desde aquí, construir colectivamente la nueva Izquierda Unida que los trabajadores, las capas populares y los movimientos sociales necesitan. Todo acto de fundación requiere un diagnóstico veraz de lo que pasa para definir a continuación a donde se quiere ir, como hacerlo y con quién.
El punto de partida para nosotros es clave: construir una fuerza política de la izquierda alternativa desde un punto de vista anticapitalista y con una voluntad explícita de construir una sociedad socialista. Desde estos supuestos queremos forjar una fuerza sólidamente enraizada en nuestra sociedad, capaz de organizar un sujeto político alternativo que rompa con las políticas neoliberales y con unas formas y modos de hacer la política oligárquicos y al servicio de los grandes poderes económicos y mediáticos. Esto significa para nosotros unir lo que, desde el poder han ido separando: democracia, clases trabajadoras y emancipación social. Esto se concreta en República, Estado Federal y Socialismo XXI.
Pretendemos reconstruir socialmente IU, (re)fundar su programa y regenerarla democráticamente. Asentarse sólidamente en nuestra sociedad implica, entre otras cosas, valorizar el trabajo voluntario, propiciar formas plurales de autoorganización y encontrar nuevas relaciones entre las instituciones y los ciudadanos y ciudadanas. La democracia participativa no puede ser un concepto más, sino una práctica política desde la que se mide el propio carácter de la formación que queremos construir.
(Re)fundar el programa significa volver a unir lo que se ha ido disolviendo en IU: la centralidad de un programa que expresa una alianza estratégica entre las viejas tradiciones del movimiento obrero y los nuevos sujetos emancipatorios, eso que intentábamos decir cuando hablábamos de alianza roja, verde y violeta.
La regeneración democrática del proyecto tiene que ver con el autoritarismo creciente que ha atravesado IU y con la pérdida real de protagonismo de las organizaciones de base y de la entera militancia. Resulta paradójico hablar de desunión, de división interna y de conflicto público cuando se violan sistemáticamente las reglas de juego y la dirección se comporta como una fracción a la vez que se intenta, a espaldas de la afiliación, cambiar el propio proyecto.
El desafío es claro: convertir al afiliado y afiliada en el protagonista de nuestro organización creando mecanismos reales de participación, de elaboración colectiva y de formación política. Cuando hablamos de IU como movimiento político social queremos decir esto, una formación política de nuevo tipo, alternativa a las políticas y a las formas de hacer política dominantes, que haga de la pluralidad ideológica y de la unidad de acción un ejercicio cotidiano de síntesis e instrumento para la transformación social.
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