miércoles, 29 de octubre de 2008

Llamazares "Al rojo vivo" y la memoria histórica

Gaspar Llamazares, advirtió anoche que "la Audiencia Nacional se juega ser un tribunal democrático o convertirse para muchos en el heredero del Tribunal de Orden Público" con la causa abierta sobre la memoria histórica.
En la presentación del libro "Al rojo vivo: un diálogo sobre la izquierda de hoy", que ha escrito junto a Almudena Grandes, Llamazares se refirió de este modo al recurso de la Fiscalía contra la decisión del magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón de declararse competente para juzgar crímenes de la guerra civil.
"El Gobierno se juega mucho, se juega la credibilidad y la justicia democrática", agregó el ex máximo dirigente de IU, quien recalcó que no puede haber "miedo a enfrentarse a un pasado, aunque sea doloroso".
Llamazares insistió en que hay que reivindicar la República, "sus conquistas y sus errores, que de todo hubo, pero sobre todo rechazar la impunidad que quieren algunos y refutar la equidistancia entre los dos bandos".
El hilo principal del libro que presentó, junto a la coautora y el poeta Luis García Montero, en el Círculo de Bellas Artes, es, en palabras de Llamazares, la nueva fase de "crisis a nivel internacional de la economía neoliberal, la sociedad de consumo y la democracia de mercado", se abre el "reto de la reorganización de la izquierda".
Llamazares, que el pasado sábado hizo oficial en la Asamblea de IU de Asturias su dimisión como coordinador general de la federación, reivindicó la "utopía constructiva con los pies en el suelo, que refunde el socialismo y que practique el republicanismo cívico".
SOCIALISMO DE CAFETERÍA
Explicó que "democracia republicana no es democracia de consumo ni de minoría de edad, es una democracia exigente", y avisó de que "no nos podemos permitir el socialismo de cafetería", por lo que se mostró convencido del papel que puede jugar IU.
"Creo en las posibilidades de Izquierda Unida, pero sobre todo de su entorno, a pesar de las rémoras y errores, de los que me hago responsable", recalcó, para añadir que la federación "tiene dos caras: somos capaces de lo mejor y de lo peor".
En un repaso a sus ocho años de coordinador general de IU, Llamazares dijo que "mi partido aquí en Madrid es el partido de la paz, de la cultura contra la guerra, de la gente a la que admiro y con la que lucho. Con ellos hice la travesía de Iraq, del fin del régimen de Aznar, y de los años de Gobierno de quiero y no puedo, o de puedo pero no quiero, del PSOE".
"He tenido tres vidas políticas: como coordinador general, el yo interno; como parlamentario, el yo político; pero sobre todo la vida de ciudadano, que habla para que le entiendan y que se mueve por la calle para que le acompañen", prosiguió.
Llamazares concluyó que "no podía haber sido coordinador general ocho años sin la pasión de ciudadano. La política sin pasión lleva a la soberbia, a la frustración y a la paranoia, que son las tres grandes enfermedades del poder".
García Montero coincidió con Llamazares en que "hay espacio" para IU "siempre que seamos sinceros y no haya autoengaños", y en ese sentido elogió la "clara sinceridad de autocrítica" mostrada en el libro por los dos autores.
FALTA DE LUCIDEZ
"Muchas veces la izquierda ha perdido el contacto intelectual con la realidad, y el problema no es sólo la hostilidad de los otros, sino la falta de lucidez", agregó, por no saber hacer frente a los cambios sociales e "intentar utilizar conceptos del siglo XIX para interpretar la realidad".
En el mismo sentido se pronunció Almudena Grances, quien reclamó una "política de izquierdas que esté en contacto con el suelo que pisan los ciudadanos, y si puede ser con el que pisarán mañana, mejor, pero no con el suelo que pisaban hace cincuenta años".
"La izquierda se enfrenta a un escenario nuevo", insistió, "a un mundo que no se parece nada al mundo que vivieron Marx y Lenin, pero tampoco al mundo que existía tras la disgregación de la Unión Soviética", y que presenta condiciones "mucho más desfavorables" para que un partido de izquierdas tenga capacidad real de influir en la realidad.
Concluyó afirmado que nos encontramos ante una realidad "muy dura y muy feroz que requiere un análisis muy duro y muy feroz, en la que no se puede luchar con herramientas de hace veinte años", pero en la que "un partido de izquierdas tiene futuro, es necesario e imprescindible, y merece mucho la pena trabajar en ese futuro".
Fuente: Servimedia vía Discapnet

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