miércoles, 26 de marzo de 2008

IU es necesaria en el Parlamento y, sobre todo, en la calle

Carlos Guibau
Profundizando en la necesidad de buscar una respuesta colectiva, el pasado 12 de marzo se celebró una reunión de quienes formamos parte de la plural mayoría federal de IU. La reunión, que contó con gente de prácticamente todos los territorios y sensibilidades, huyó de la simplificación y se planteó seriamente cómo encarrilar el debate del necesario relanzamiento del proyecto, lo cual forzosamente será el centro de la próxima asamblea federal. De todas formas, algunos empiezan ya a deslizar explicaciones fáciles sobre las causas de la paliza recibida.
Frente a esas conclusiones rápidas, he escrito la siguiente compilación de argumentos:
¿Debe irse Gaspar Llamazares? Llamazares ya ha anunciado que no se presenta a la reelección como coordinador general, por lo tanto, no está en liza. Por otro lado, en Madrid ya hemos comprobado como un cambio de cabeza tampoco representa la solución. El PSM se deshizo de Simancas tras el fracaso de las últimas autonómicas y pese a ello, pierde ahora 100 mil votos y un diputado respecto a las generales de 2004. Ciertamente, recupera mucho en relación a las autonómicas, pero no por su nuevo secretario general, que no se presentaba en la generales, sino por el “efecto” Zapatero, que sí encabezaba la lista al Congreso por la capital. A pesar de este “efecto”, el PP sigue en Madrid con 10 puntos más que toda la izquierda junta.
¿Es útil la dimisión de Llamazares como parlamentario? No. Ahora entramos en un proceso de configuración de grupos, de negociación de reglamentos y de futuros funcionamientos en la legislatura. Añadir a unos resultados que nos dejan sin grupo el hecho de quedarnos sin interlocutor sólo ayudaría a agudizarlos problemas. De un lado, los de la voz propia: hay que trabajar para no quedar inmersos en el marasmo del grupo mixto con Rosa Díez; tenemos casi un millón devotos que merecen más voz y más apoyo. Del otro, los económicos: no arreglar bien este asunto, dejaría aún más asfixiada a la organización de lo que ya ha quedado tras los resultados electorales.
¿La falta de perfil y la proximidad al PSOE? Sin duda, IU debe buscar más y mejor perfil, pero debemos analizar qué se quiere decir con ello. Quienes han señalado que nuestro problema es que somos “la fotocopia en pequeño del PSOE” deberían responder a lo siguiente: ¿Cómo es posible que la abstención no crezca? Un espacio grande y virgen, situado a la izquierda del PSOE y a la espera de un giro de IU debería tomar alguna forma precisa, llámese ésta abstención, voto en blanco o crecimiento de la extrema izquierda. Salvo en Euskadi, la abstención no ha sido notable como tampoco el voto en blanco o el voto a la extrema izquierda. De ello se deduce que hoy en día tal espacio simplemente no existe. Mas allá de la opinión de cada uno, la gente, los votantes, no han criticado en la calle, ni esgrimido como razón de su “NO voto a IU” el que ésta hubiera apoyado los presupuestos del Estado, la Ley de Educación o el envío de tropas al Líbano como tampocola defensa de ministerios para IU o la alianza con ANV en Mondragón. Más bien al contrario, la gente ha identificado nuestra labor parlamentaria como algo positivo que ha reforzado el sesgo de cambio de izquierda que se quería dar a la legislatura, situación muy distinta a lo ocurrido en las últimas épocas de Anguita.
Pero ¿era el programa una fotocopia? Tampoco lo era y para muestra un botón: ley de 35h,1000 € de salario mínimo, ley de plazos, apoyo al referéndum vasco y rechazo a la ley de partidos, impuestos especiales para los más ricos… No siempre un buen programa o un buen discurso, incluso un buen candidato, constituyen la clave. La gente ha votado básicamente contra la derecha (el PP o contra la vuelta de CIU a la Generalitat) y no por sus derechos. Esa segunda pelea se aplaza, se pospone en favor de la primera y deberá vivirse y asumirse a partir de ahora y a lo largo de la legislatura.
¿Somos subsidiarios del PSOE? Objetivamente, la desproporción de fuerzas pasadas y presentes transforma nuestra actividad institucional en “apoyo o complemento”, incluso cuando se lleva la iniciativa de las propuestas (ley de memoria, matrimonio del mismo sexo...). Fijémonos cómo en Madrid, salvo en dos municipios, nuestra participación en los gobiernos locales es siempre como minoría, como segunda fuerza. Sin embargo, otra cosa muy distinta es la subsidariedad en la calle. IU podría tomar muchas iniciativas de acción y lucha que le permitieran avanzar más en este campo, siendo mucho menos dependiente de lo que es. Pero quienes hablan de subsidariedad, salvo rarísimas excepciones, nunca hablan de la de este tipo porque reforzar IU abriéndola a la calle no representa su línea de trabajo.
¿Son las alianzas algo errático en nuestra política actual? Quienes señalan eso lo hacen habitualmente refiriéndose a nuestra actitud complaciente con todo aquello que, en esta legislatura, suponía un intento de superar el consenso constitucional del 77, ya sean las reformas estatutarias en Catalunya, nuestro apoyo al referéndum del Lendakari o la Ley de Memoria. En unos casos se ataca lo hecho por “ceder al chantaje nacionalista” y en otros por la excesiva “moderación”. Tales críticas no obedecen a la defensa de “más izquierda”, sino algo situado en lo que entendemos por “orden” o cuestión de “Estado”.
¿Es el bipartidismo un problema? Lo es y muy serio. En los últimos 12 años, las dos grandes fuerzas han pasado de 300 diputados a 323. Para “el resto de España” sólo hay 27 sillas en la Cámara. Esta tendencia está empujada por el gran capital, (y apoyada por los medios de comunicación) que no quiere otra legislatura en la que se pongan sobre la mesa temas como la Memoria histórica, los estatutos de autonomía, las negociaciones con ETA..., sino “pactos de Estado y grandes consensos”. Todo ello constituye una presión brutal a favor del “voto útil”.
Pero ¿es útil el “voto útil”? Durante la campañaelectoral, IU ha explicado cómo el “voto útil” no lo era para reforzar políticas de izquierda. Pero por lo visto el objetivo era cerrar la puerta al PP y los ciudadanos han considerado que con su voto no podían lograr dos cosas a la vez: gobierno de izquierda y políticas de izquierda. Ante la disyuntiva, se ha optado por el gobierno. El PSOE crece exponencialmente en las zonas históricamente más politizadas del Estado (Catalunya, País Vasco) y entre el nuevo voto joven. Además, chupa de nuestro voto mucho más de lo considerado habitual. El resultado es la constatación de su fracaso en el “giro al centro”: mientras el PSOE sólo gana 38 mil votos, el PP gana 400 mil.
¿Esta agotado el proyecto de IU? Los más de 900 mil votos que hemos cosechado demuestran que IU tiene futuro. La red de concejales y de diputados autonómicos también prueban que somos una fuerza real. Dicho esto, nada ni nadie pueden negar que existe un claro agotamiento de la actual IU. Contamos con una organización pequeña, masculina, blanca y de 50 años de media de edad. Es el momento de volcar IU a la sociedad, de buscar la complicidad del tejido social. Pero sobre todo debemos acercarnos a jóvenes, inmigrantes, mujeres y trabajadores.
¿Mayoría con BNG+IU+NB?. La suma de los tres formaciones más el PSOE dan la cifra mágica de los 176 diputados, pero con eso no basta. Valdrá para ganar ciertas leyes y nosotros deberíamos ser partidarios de que esa mayoría se usara cuantas más veces mejor. Sin embargo, por sí sola arregla poco si no la completamos con la movilización social, con la calle.
El resultado de las elecciones demuestra que el PP lo ha hecho casi todo bien. Estos 4 años han sido empleados por la derecha para movilizar a lo más cavernícola de la sociedad española. Ahora, el voto ha parado al PP, pero refuerza en la práctica la línea de pactos de Estado, de grandes consensos y una gestión conjunta de la desaceleración y/o crisis de la mano de CIU.
IU va a ser más necesaria que nunca, en el parlamento, pero, sobre todo, en la calle, organizando, movilizando, uniendo e incorporando a todo aquello que necesita profundizar políticas de transformación, de auténtico giro hacia la izquierda.

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