Alberto Arregui (Permanente Federal de IU), Henar Moreno (Coordinadora de IU-la Rioja), Víctor Domínguez (Consell Politic de EUPV y del Consejo Político Federal de IU) y Esther López Barceló (Consejo Político Federal de IU)
Los resultados electorales del 9 de marzo presiden el desarrollo de la IX Asamblea Federal de Izquierda Unida. La necesidad de una fuerza que defienda una alternativa de izquierdas frente al PP y al PSOE está fuera de duda, y su potencial es evidente incluso con el mal resultado de los últimos comicios cuando casi un millón de personas dieron su respaldo a nuestra organización. Los mismos dirigentes que, prácticamente desde su fundación, encabezan a la organización en distintos ámbitos se aprestan a una nueva pugna que apunta a darnos más de lo mismo. Frente a ellos no podemos conformarnos con exigir una renovación o que se “escuche más” a la base, ni declaraciones abstractas a favor del socialismo o la democracia interna, ni la reivindicación de un pasado en ocasiones mitificado, nos ayudaran a encontrar una salida del laberinto. Debemos preguntarnos si antes abogamos por la transformación socialista de la sociedad y pretendimos una organización democrática, una asamblea tras otra, ¿por qué entonces fracasó y por qué ahora puede salir bien? Aún menos encontraremos soluciones en cambios de siglas. La inmensa mayoría de los dirigentes de IU lo son del PCE, y los conflictos que laceran ambas organizaciones son similares y con las mismas raíces. Sin un análisis concreto de la actuación de nuestra organización y del contexto político que ha atravesado a lo largo de estos años, no podremos realizar un diagnóstico de las raíces de sus problemas. No existe ningún bálsamo de Fierabrás, la única terapia eficaz es someter a la más despiadada crítica la experiencia de veintidós años, con sus aciertos y errores, y actuar en consecuencia, si no queremos contribuir a un cierre en falso de esta crisis que sufre IU.
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