viernes, 9 de mayo de 2008

Izquierda Unida tiene que sobrevivir a sus dirigentes

Javier Jimeno es miembro del Consejo Político Federal de IU por la Federación de Navarra
1.- Es completamente imposible intentar mirar hacia el futuro sin tener claro cual es nuestro pasado. Si fuéramos capaces de hacer un análisis riguroso de las experiencias pasadas habríamos recorrido más de la mitad del camino para solucionar nuestros problemas. El obstáculo es que la mayoría de los dirigentes actuales están tan implicados en los errores del pasado que son incapaces de llevar a cabo esta tarea.
2.- Es imprescindible volver a definir con claridad nuestras señas de identidad en el espacio social de la izquierda. Nuestra diferencia con el PSOE no es cuantitativa sino cualitativa. Mientras la izquierda socialdemocrata asume el sistema capitalista como el único posible, teniendo por objetivo moderar sus excesos injustos. La izquierda alternativa se caracteriza fundamentalmente por cuestionar el propio sistema en su conjunto y apostar por su sustitución por otro alternativo.
3.- Conciliar nuestras propuestas de futuro y nuestro trabajo en el presente es el gran reto de la izquierda alternativa. Para lograrlo una medida inmediata, dada la presente situación de IU, es separar los cargos internos de los institucionales, subordinando los segundos a los primeros dentro de la necesaria autonomía. La dinámica de trabajo, reflexión y propuesta de la organización en su relación con la sociedad es diferente a la que se desarrolla en la actividad institucional. Si la organización se subordina a la actividad institucional y no tiene una dinámica propia la socialdemocratización es prácticamente inevitable.
4.- Es el momento de proyectos claros. La “infernal” dinámica de los últimos años de pactos y contrapactos entre dirigentes, camarillas, federaciones y fracciones, solo nos puede conducir de manera inexorable hacia la descomposición de la organización. Lo que hoy es necesario es la presentación de proyectos claramente definidos en ideas, propuestas y personas que confronten pública y abiertamente. Aplicando a esta cuestión lo dicho anteriormente sobre “aprender del pasado”, creo que la experiencia de la pasada asamblea federal nos puede servir.
El grupo encabezado por Enrique Santiago irrumpió con fuerza entre las fracciones clásicas enfrentadas pero no remató la faena, pues al final cometió el error de pactar con una de ellas.
Hoy volver a intentarlo no será tarea fácil, pero quizás sea uno de los pocos dirigentes que pueden agrupar a su alrededor no solo a militantes comunistas, sino a la amplia pluralidad de sensibilidades que cohabitan dentro de IU, dando paso la necesaria renovación de personas en la dirección.
Sea este u otra persona es imprescindible que salgan ya candidatos que rompan con la actual dinámica de “acuerdos secretos y podridos” mientras la única voz pública de IU sigue siendo Gaspar Llamazares con si nada hubiera pasado.
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