Autocrítica sin ambages: "Reconozcamos que no conocemos bien nuestro país". En otras palabras: "Conocemos mal nuestra sociedad y sus demandas". Y por si no quedaba claro: "Resulta simplemente carente de crédito una organización que sólo transmite tensiones internas".
Son algunas de las lindezas que dicen de sí mismos un centenar de militantes y cargos de Izquierda Unida, encabezados por el coordinador general, Gaspar Llamazares, en un manifiesto que darán a conocer esta semana y en el que apuestan por una solución tajante en la Asamblea Federal del próximo noviembre: "Dar por cerrado el ciclo político que inició IU [en 1986] e iniciar otro proceso que culmine en su propia refundación". ¿Cómo? "Reencontrándose" con su base social y "ampliándola" a "otras expresiones de la izquierda alternativa", porque IU ya no es "la única voz autorizada para hablar en nombre de los excluidos".
IU se ha entregado a un cruce de manifiestos en las últimas semanas. Empezó el ex coordinador Julio Anguita -y con él la cúpula del PCE, muy crítica con Llamazares-; siguió un grupo de barones territoriales y altos cargos -antes cercanos al coordinador, hoy decepcionados con él-. Y ahora los llamazaristas han decidido hacer público su propio manifiesto.
En ese empeño, el aún coordinador -no se presentará a la reelección en noviembre- ha logrado un centenar de apoyos, y sobre todo uno fundamental: el de la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, la persona probablemente más respetada en IU, por la militancia y por los propios dirigentes. También figuran el alcalde de Rivas, José Masa; dirigentes como Montserrat Muñoz e Inés Sabanés y barones como el vasco Javier Madrazo.
Entre los firmantes está previsiblemente la persona a la que los llamazaristas propondrán en la Asamblea para suceder a Llamazares al frente de Izquierda Unida.
El manifiesto recoge las "31 medidas para un cambio de izquierdas" que ya presentó IU en campaña. Pero precedidas, y ésta es la novedad, por un ejercicio de autocrítica insólito. IU es, según los firmantes, una fuerza política que "dedica una parte sustancial de su tiempo a buscar al enemigo interno", donde muchos alientan "comportamientos desleales", y cuya imagen es la de "una bronca inacabable". Ese "encanallamiento" ha invitado "a marcharse a su casa a miles de buenos afiliados".
Otro problema: la "relación de amor-odio con el PSOE", que el escrito anima a "desterrar". Y la solución: "Una revisión crítica y a fondo de nuestra propuesta política, nuestro discurso, nuestra agenda de prioridades".
IU se ha entregado a un cruce de manifiestos en las últimas semanas. Empezó el ex coordinador Julio Anguita -y con él la cúpula del PCE, muy crítica con Llamazares-; siguió un grupo de barones territoriales y altos cargos -antes cercanos al coordinador, hoy decepcionados con él-. Y ahora los llamazaristas han decidido hacer público su propio manifiesto.
En ese empeño, el aún coordinador -no se presentará a la reelección en noviembre- ha logrado un centenar de apoyos, y sobre todo uno fundamental: el de la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, la persona probablemente más respetada en IU, por la militancia y por los propios dirigentes. También figuran el alcalde de Rivas, José Masa; dirigentes como Montserrat Muñoz e Inés Sabanés y barones como el vasco Javier Madrazo.
Entre los firmantes está previsiblemente la persona a la que los llamazaristas propondrán en la Asamblea para suceder a Llamazares al frente de Izquierda Unida.
El manifiesto recoge las "31 medidas para un cambio de izquierdas" que ya presentó IU en campaña. Pero precedidas, y ésta es la novedad, por un ejercicio de autocrítica insólito. IU es, según los firmantes, una fuerza política que "dedica una parte sustancial de su tiempo a buscar al enemigo interno", donde muchos alientan "comportamientos desleales", y cuya imagen es la de "una bronca inacabable". Ese "encanallamiento" ha invitado "a marcharse a su casa a miles de buenos afiliados".
Otro problema: la "relación de amor-odio con el PSOE", que el escrito anima a "desterrar". Y la solución: "Una revisión crítica y a fondo de nuestra propuesta política, nuestro discurso, nuestra agenda de prioridades".
"La gente no nos vota para que nos dejemos abducir o ningunear por otras opciones ni para que, en base a razonamientos más o menos sofisticados, acabemos remando en dirección opuesta a sus expectativas", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario