En la emboscada que prepararon el otro día los ministros de Trabajo de la Unión Europea, aumentando la semana laboral de 48 a 65 horas, votaron prácticamente todos los países a favor. España, Bélgica, Hungría y Chipre se abstuvieron. Nadie votó en contra.
España, -que suerte tenemos-, es uno de los países más críticos con la posibilidad de ampliar la jornada laboral, y presentó junto a los otres tres países, una declaración en la que aseguró no poder aceptar el texto por el 'retroceso social' que supone. Pero si supone un retroceso social tan amplio que nos coloca en pleno siglo XIX, ¿por qué no votó en contra? ¿A que viene este entusiasmo europeo por meternos a patadas en la máquina del tiempo?
El personal ya ha empezado a echar cuentas: trabajando de lunes a viernes, habría que romperse el espinazo nada menos que 13 horas diarias; si además se trabajara el sábado serían 10,8 horas. ¡Incluso trabajando en domingo habría que hacer más de 9 horas, superando la jornada laboral de 8 horas y sin descansar día alguno!
El personal ya ha empezado a echar cuentas: trabajando de lunes a viernes, habría que romperse el espinazo nada menos que 13 horas diarias; si además se trabajara el sábado serían 10,8 horas. ¡Incluso trabajando en domingo habría que hacer más de 9 horas, superando la jornada laboral de 8 horas y sin descansar día alguno!
La pregunta del millón es: ¿Por qué no salen de su escondrijo los máximos dirigentes de CCOO y de UGT? ¿Por qué no dan la cara Fidalgo y Mendez?. Es probable que a la media parte del partido Rusia-España, encuentren un hueco para emitir un comunicado de protesta, por lo menos. ¿Y los sindicatos europeos? ¿Dónde esta la CES?
Veo, no seamos tendenciosos, que algún cargo de CCOO ha levantado la voz, lamenta la posición del gobierno y asegura que el propósito del sindicato es alterar el contenido de su intervención ante la 97 Conferencia de la OIT en representación de los trabajadores españoles el próximo 12 de junio. ¡La patronal europea debe estar temblando ante tan despiadada amenaza!
UGT no se ha quedado a la zaga y su secretario de Acción Sindical se ha echado al monte y ha puesto las cosas claras de una vez por todas: "Este tipo de decisiones en el ámbito europeo no provocan entusiasmo, sino más bien todo lo contrario".
Vamos dados.
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