Encuentro en el blog de Concha Caballero un interesante post del pasado mes de julio donde discrepa de la postura del PCE de priorizar a la clase obrera como sujeto revolucionario. Creo que el texto es un ejemplo de lo que puede ser un buen punto de arranque para debatir algunas de las diferentes miradas ideológicas que cohabitan en el seno de IU.
Una de las diferencias que el PCE expone respecto al futuro de IU se basa en el concepto de Centralidad de la Clase Obrera o del mundo del trabajo. Afirma que la contradicción principal de la sociedad actual es capital/trabajo, considera que esta lucha debe ser la primera en un orden jerárquico de prioridades y finaliza suponiendo que la clase obrera es el primer (e incluso único) sujeto transformador o revolucionario.No comparto tampoco las tesis de los que combaten las posiciones del PCE negando la existencia de la clase obrera, o que diluyen la importancia del conflicto. Una cosa es que la clase trabajadora se haya fragmentado, cambiado, asumido la cultura dominante y otra muy distinta que no exista. La veo en las obras, en los supermercados, tras cada objeto que se fabrica, tras cada trabajo que se produce. Pero no voy a entrar en ese debate sino en la jerarquía que se le pretende dar y que conduce por caminos antiguos e inexistentes. El capitalismo se basa también en la explotación de los recursos naturales, en la explotación de género, en la explotación cultural ya que precisamente lo que le caracteriza es que ha convertido el mundo material e inmaterial en mercancía. Todos estos conflictos interactúan y no se pueden jerarquizar. Supongamos, un obrero súper explotado que pega a su mujer y que se moviliza por la continuidad de una central nuclear en la que trabaja. ¿Cuál es el conflicto principal en esta situación? Como es evidente, no puede haber jerarquías de conflictos, porque la vida es unitaria, y cualquier persona sufre múltiples explotaciones (laborales, sexuales, medioambientales, culturales, etc.) Además, el PCE al remarcar esta diferencia, sostiene que hay un único (o principal) sujeto de transformación que es la clase obrera (por cierto concebida como el obrero industrial clásico, no como el inmigrante o el joven en contrato precario) y, por tanto, un único (o principal) pensamiento político transformador, representado en este caso por el PCE. De este orden de prioridades y centralidades deducen la importancia de la cohesión y la hegemonía, sobre la aportación y la pluralidad.No creo que haya un único sujeto transformador, sino muchos y no hay un único discurso político transformador, sino diversos. De hecho, la creación de los foros sociales y del movimiento contra la globalización se basa en esta diversidad de sujetos y de discursos.
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