viernes, 18 de abril de 2008

Diversas miradas del conflicto de Tibet desde la izquierda

Aquí van tres interesantes artículos sobre el conflicto en Tibet. En ellos, - escritos desde diferentes miradas de la izquierda crítica-, se reclama la defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo tibetano y se rechaza la represión política y policial china. Pero también se critica la injerencia del imperialismo, la manipulación mediática del conflicto y la naturaleza reaccionaria de algunos nacionalismos. No debemos olvidar que Tibet es actualmente una región con fuertes subvenciones del gobierno chino y el conflicto tiene mucho que ver con el recorte de esas subvenciones y la busqueda de una mayor autofinanciación de las autoridades regionales sobre bases fiscales propias.
Hay muchos artículos escritos sobre el conflicto de Tibet y aquí es imposible incluirlos todos. Tampoco incluyo visiones "extremadamente pro chinas" sobre el conflicto como son las del sociólogo José Antonio Egido, miembro del la dirección del PCPE (que es un estudio muy interersante), el diario Gramma, o las agencias Prensa Latina (Cuba) o Jinghua China).
También se puede leer el documentado artículo de Rafael Poch que se publicó en Imagina.

Casi nada en Tíbet es como cuentan
Txente Rekondo es miembro del Gabinete vasco de Análisis Internacional (GAIN)
Abordar la realidad tibetana también requiere un esfuerzo desmitificador, en un doble sentido. Por un lado, existen excelentes trabajos académicos que ponen en tela de juicio, con argumentos de peso, la imagen idílica del budismo y del régimen teocrático que imperaba en Tíbet. La violencia de los monjes budistas contra otros correligionarios por el control y dominio de los mejores puestos o monasterios se han sucedido en Sri Lanka y más reciente en Corea del Sur. Además, las fuerzas budistas han atacado violentamente a no-budistas en Tailandia, Myanmar y Japón, y en Sri Lanka han defendido las posturas más intransigentes y chauvinistas contra el pueblo tamil.
Parte de la población en China, también sumida en falsos estereotipos o clichés, lo percibe como una maniobra del «Dalai Lama y su entorno» y, además, como fruto del apoyo de gobiernos y medios occidentales para sabotear las Olimpiadas.
Pero también es cierto que Beijing no quiere oír hablar del derecho de autodeterminación de Tíbet, temeroso de la posibilidad de un efecto dominó en Uighurstán, Mongolia e, incluso, Taiwán, que amenace la «indisoluble unidad de China».
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El Tíbet mola mucho, ahora, claro
Floren Aoiz
China debe dialogar con el Dalai Lama, nos dicen. De lo contrario, habrá que tomar medidas. Este es un tema de primer orden en el escenario internacional. ¿Lo que Rusia ha hecho y hace en Chechenia? ¿Lo que Estados Unidos hace en Irak? ¿Lo que Israel hace en Palestina? Todo esto carece de importancia. De hecho, son los mismos que han permitido que ocurra los que ahora invitan a tomar medidas contra China.
La ocupación de un pueblo es injustificable. Es intolerable que se niegue a un pueblo el derecho a decidir sobre sí mismo. Es abominable que se le impida ser él mismo. ¡Si lo sabremos! Pero que no nos vengan a estas alturas con el cuento de los pobres tibetanos, porque no les importan en absoluto, y los abandonarán a su suerte tan pronto como cambien las prioridades del imperio. Traficar de un modo tan sucio con la desventura de un pueblo es repugnante. Es terrible que jueguen con los sentimientos de solidaridad de la gente y se laven así la cara. Es terrible que le estén haciendo esto al Tíbet ¡Maldito imperio!
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Represión en Tibet y China
Democracia Comunista (Luxemburguista)
Ante la violencia de Estado ejercida por el gobierno chino en el Tíbet, algunos presentan como alternativa al Dalai Lama Tenzin Gyatso. Si el combate llevado a cabo contra la dictadura del gobierno chino está por supuesto justificado, no hay sin embargo ninguna razón para decretar que sea necesario sustituir a esta dictadura por la de un jefe religioso. Nuestra solidaridad es para con los trabajadores del Tíbet y China que están consiguiendo luchar, en condiciones muy difíciles, contra la explotación y por la democracia.
La dictadura del gobierno chino crea un régimen de desigualdades enormes y sobreexplotación, con un sofocamiento policial de la lucha de la clase explotada (en lucha contra sus explotadores). Esta lucha se desarrolla en condiciones muy difíciles: represión de las huelgas, prohibición de verdaderos sindicatos,... Es indispensable combatir la dominación capitalista ejercida en primer lugar por el partido único neo-estalinista chino, y poner fin a ese régimen que impide la libertad y la igualdad, que ridiculiza los derechos humanos fundamentales.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Queremos hacer una precisión a la introducción que haceis a los artículos: nosotros no defendemos ningún derecho a la autodeterminación de ningún pueblo.
Para nosotros el concepto de pueblo es una creación mistificadora de la burguesía decimonónica. Nosotros apoyamos al proletariado como clase, independientemente de donde hayan nacido o vivan sus miembros. Y lo hacemos en la lucha que todos los proletarios sostenemos contra la explotación capitalista en sus diversas manifestaciones actuales. Sea a través de los mecanismos habituales en los regímenes liberales o sea con los mecanismos del capitalismo de estado.
Nosotros queríamos destacar en nuestro artículo cómo el gobierno del PCCh oprime al proletariado tibetano y chino para garantizar la explotación. Y, por supuesto, tenemos claro que la solución no puede pasar por entregar el poder a un teócrata feudal.
SALUD